La Ertzaintza cierra Strain Hunters a petición de un juzgado donostiarra, que ordena el secreto de sumario

La Ertzaintza custodiaba ayer el acceso al club de cannabis Strain Hunters, del barrio de Gros, que ha sido cerrado por orden judicial, según confirmaron a este diario fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco. El frecuentado establecimiento de la calle Miguel Imaz, 2 está siendo investigado por un juzgado donostiarra por un posible delito contra la salud pública. El caso se encuentra por el momento bajo secreto de sumario.

La presencia de agentes de la Er-tzaintza en la puerta del local es continua desde el pasado lunes, cuando los policías accedieron al club en el transcurso de la investigación dictada por el juzgado. A primera hora de la mañana de ayer, los policías se mantenían en la puerta del establecimiento, que permanecía con la persiana cerrada a pesar de estar en horario habitual de apertura. Posteriormente, la persiana fue levantada y varias personas que pretendían acceder al local fueron cacheadas en la calle.

No es la primera vez que el local de la cadena Strain Hunters de Donostia, con establecimientos especializados en marihuana en distintas ciudades de Europa, ha sido investigado. En varias ocasiones, la Policía vasca se ha apostado en el exterior del local con el fin de controlar a quienes salen de él y comprobar si las cantidades de droga que portan son compatibles con el autoconsumo, lo que sí es legal.

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El local Strain Hunters abrió sus puertas hace cerca de dos años, poco antes de la entrada en vigor de la ordenanza de ubicación de clubes de cannabis, que aprobó el Ayuntamiento de Donostia por unanimidad. Esta normativa fue recurrida por el Estado pero ha sido recientemente avalada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), que considera que el Consistorio sí tiene competencias para elaborarla y utilizarla. La ordenanza sigue pues en vigor y regula dónde y cómo pueden abrirse estos establecimientos, además de imponer limitaciones a su actividad como, por ejemplo, que no pueden colocar terrazas en la calle ni situarse cerca de colegios y centros de salud ni hacer propaganda. La normativa también establece distancias mínimas entre estos clubes con el fin de que no se concentren en una zona.

Para evitar hacer publicidad, el local de Gros, que tenía su nombre visible en la puerta de acceso, pintó de negro el fondo del cartel hace unos meses con el fin de que no fuera reconocible desde el exterior.

En el proceso de elaboración de la ordenanza de ubicación de estos clubes, Strain Hunters presentó alegaciones, al igual que Euskal Herriko Kalamu Erabiltzaileen Elkarteen Federakuntza, Maritxu Donosti Elkartea, la Asociación de Usuarios de Cannabis Euskunk y la Asociación Kanabika Medicinal de Euskadi, aunque sus propuestas no fueron tenidas en cuenta.

amplia cocina Sin embargo, el local de Gros, al que se accede con una tarjeta de socio, obtuvo su licencia como una sociedad gastronómica más, ya que aún no había ordenanza, y así se publicita también en las redes sociales, donde se describe como “local de comidas y bebidas, arte y ocio”.

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Las redes sociales permiten visitar por dentro el espacioso establecimiento. El amplio sótano está lujosamente decorado, ofrece fotografías de calidad en sus paredes y cuenta con una cocina de último modelo. Los vídeos colgados en Internet muestran también el mostrador acristalado en el que se exhiben las distintas variedades de marihuana que pueden adquirir los socios, además de distintos instrumentos para pesarla y fumar.

Hace dos años, el Ayuntamiento de Donostia informó de que en la capital guipuzcoana ya existían unos 20 clubes de usuarios de cannabis con cerca de 2.000 usuarios, sin contar los de Strain Hunters.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.