Por Massimiliano Salami (drgrow)

Introducción

El Fusarium es uno de los patógenos fúngicos más temidos en la agricultura actual, esto es debido principalmente a que sus infecciones siempre llevan a la muerte del vegetal. Actualmente no existe ningún producto que cure esta enfermedad, así que, todos los métodos de control que ofreceremos en este artículo se basarán en la prevención y saneamiento.

Las especies de Fusarium que atacan al cannabis son principalmente dos: Fusarium solani y Fusarium oxysporum. Esta última especie se divide en varias subespecies, las más comunes en nuestro cultivar son Fusarium oxysporum sp. vasinfectum y Fusarium oxysporum sp cannabis

El Fusarium es un patógeno que se ha extendido por todo el mundo, ataca a una enorme variedad de plantas dañándolas seriamente; como hemos dicho arriba, éste siempre lleva a la muerte del vegetal en muy poco tiempo.

El Fusarium es un patógeno muy especializado, la especie Fusarium solani causa en el cannabis enfermedades del sistema radicular, mientras que las subespecies de Fusarium oxysporum colonizan el sistema vascular de la planta, donde fluye la savia bruta.

Estos patógenos son “habitantes del suelo”, sobreviven en él como saprófitos, es decir, se alimentan de restos de materia orgánica en descomposición y se propagan a través de los movimientos del agua o con vectores como los nemátodos. El viento también es un vector a tener en cuenta.

Las condiciones anaeróbicas de los medios de cultivo y/o los largos periodos de encharcamiento favorecen la germinación y desarrollo de estos patógenos tan destructores. El pH de la solución del suelo también tiene una especial importancia, ya que el Fusarium prefiere ambientes ácidos para su óptimo desarrollo.

Cultivo de Fusarium. En la foto se puede observar una muestra de Fusarium oxysporum cultivado en laboratorio en una placa de petri con sustrato PDA. La coloración del micelio depende de varios factores, como las condiciones ambientales.

Penetración en la planta

La penetración en la planta se realiza a través del sistema radicular. Una vez dentro, el micelio se extiende por los vasos conductores, esta manera de colonizar la planta obstruye el paso del agua a los órganos fotosintéticos; de ahí que los síntomas visibles en las plantas son la clorosis y la marchitez diurna de los órganos aéreos. En horas de oscuridad o durante días nublados la planta puede recuperar cierta turgencia.

Dispersión de la enfermedad

La propagación de estas enfermedades se realiza por el movimiento del agua en el medio de cultivo (tierra, sustratos orgánicos y sustratos inorgánicos), por el viento que levanta tierra, que puede estar contaminada, pero también al dispersar los conidios que nacen de las esporulaciones que realiza hacia el exterior (del vegetal) cuando una planta está gravemente infectada. Los nemátodos también pueden llevar adheridos a su cuerpo conidios.

Los cultivos sin suelo ofrecen condiciones ideales para el desarrollo de estas enfermedades, la ausencia de microorganismos antagonistas es uno de los principales factores limitantes para estas enfermedades.

Visto esto, quiero recordarles a todos que la identificación prematura de la enfermedad reducirá el riesgo de expansión por el cultivo y por tanto de pérdidas de producción.

A continuación vamos a ver características generales de las dos especies de Fusarium que afectan al Cannabis sativa L.

Fusarium vascular

DEUTEROMYCOTINA

HYPHOMYCETES

Hyphales

Fusarium

Fusarium oxysporum sp. vasinfectum

Fusarium oxysporum sp. cannabis

Esta enfermedad es favorecida por las condiciones climáticas de los invernaderos, de los cultivos de interior, en monocultivos sin las rotaciones adecuadas y en los cultivos intensivos.

Infección vascular. Obsérvese en la foto como una infección de Fusarium vascular coloniza los vasos conductores. El oscurecimiento de éstos es debido a la acumulación de geles y tílides que genera la planta para bloquear el avance del hongo. Esta sistema de defensa frente a estas especies de Fusarium puede llevar al vegetal al suicidio.

Esta enfermedad es mucho más destructiva en climas cálidos, en medios de cultivo calurosos y en regiones templadas.

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Los síntomas observables en la planta son el amarillamiento de las nerviaciones de los foliolos de las hojas más jóvenes, seguido de la curvatura de las hojas más jóvenes. Cuando las condiciones climatológicas son favorables para el patógeno, las plantas adultas pueden marchitar repentinamente. La marchitez puede ser parcial, afectando sólo a unas ramas de la planta, por la colonización de los vasos xilemáticos pertenecientes a ese lado, o total, cuando el hongo ha colonizado los vasos conductores del tallo principal.

Realizar un análisis de los vasos xilemáticos confirmará la infección vascular. Para esto hay que seccionar la rama afectada y observar si los vasos están necrosados.

Estas especies de Fusarium forman micelios con tonalidades que varían bastante dependiendo de la condiciones climáticas pero normalmente son de color rosado.

El Fusarium produce 3 tipos de esporas diferentes, microconidios, macroconidios y clamidosporas. Los microconidios son las esporas más frecuentes, éstas se generan en el interior de las plantas. Los macroconidios son conidios más grandes y comúnmente son generados en la superficie de los órganos infectados (esporulación exterior). Las clamidosporas en cambio son las esporas de resistencia, necesarias para la supervivencia en condiciones hostiles; este tipo de esporas pueden permanecer en el suelo durante muchos años.

El Fusarium es un hongo que en regiones y épocas frías habita en el suelo sobre restos vegetales, en forma de micelio o en forma de cualquiera de sus esporas.

La diseminación del Fusarium vascular se realiza gracias al movimiento horizontal del agua, por el viento, con el movimiento de tierras contaminadas, etc.

Los conidios que alcanzan a una planta, germinan e introducen la hifa infectiva dentro de las raíces, por las heridas causadas por insectos, nemátodos o simplemente por la acción del crecimiento de las raíces secundarias. Las sustancias liberadas por éstas durante su crecimiento, funcionan como agentes de atracción para el Fusarium.

El hongo se propaga internamente e intercelularmente en sentido ascendente, mientras genera y libera microconidios que viajan con la savia. Estos microconidios germinan donde cesa su movimiento, formando más micelio que penetra la pared superior del vaso y produciendo más microconidios en el vaso siguiente.

Como respuesta defensiva a la colonización, la planta segrega geles, tílides y otras sustancias que colorean a los vasos xilemáticos; estas sustancias a veces son las responsables de la marchitez de la parte aérea, al obstruir los conductos xilemáticos para impedir la evolución del patógeno.

Finalmente, cuando la infección es muy severa y la planta está muriéndose, el hongo que ha invadido a gran escala sus tejidos, alcanza la superficie de éstos para esporular. Estas nuevas generaciones de conidios son diseminados por el viento, las salpicaduras de agua y el movimiento de las plantas.

Miles de microconidio y macroconidios de Fusarium vistas con microscopio óptico X400.

Métodos de control

El empleo de variedades resistentes es una de las principales herramientas en el control biológico de estas enfermedades, ya que no existe cura directa. Técnicas como el saneamiento de plantas infectadas, la solarización y biofumigación, la rotación, la esterilización de las instalaciones y equipos y fundamentalmente, el empleo de Trichodermas harzarium frescas (Trichozarium-F), Microorganismos antagonistas, una buena estrategia de control de las plagas (moscas del mantillo) y de otras enfermedades como los nemátodos, ayudarán reducir las incidencias de este patógeno.

Como hemos dicho, desgraciadamente la cura no es factible debido al tipo de daño provocado a los conductos vasculares de la planta. Estos patógenos bloquean los conductos impidiendo el movimiento de la savia. Además de la muerte, la diseminación de las esporas es muy rápida y efectiva pudiendo extenderse por el cultivo en pocas semanas.

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La observación post-mortem de la coloración de los haces vasculares del tallo indicará la presencia de esta enfermedad.

Fusarium radicular

DEUTEROMYCOTINA

HYPHOMYCETES

Hyphales

Fusarium

Fusarium solani

 Fusarium radicular. En la foto un ataque severo de Fusarium solani a una planta madre. Obsérvese la coloración de cuello y de las raíces.

El Fusarium radicular es una de las enfermedades más comunes en cannabis. Ataca sin compasión tanto a los semilleros como a plantas adultas.

El Fusarium solani a diferencia de los vasculares se ha especializado en dañar las plantas a nivel del sistema radicular, así sus daños se presentan en las raíces y en el cuello. Es una enfermedad muy temida en los cultivos sin suelo (macetas, hidros, aeros, etc.) por su elevada virulencia.

Este patógeno inverna al igual que su primo el vascular, en forma de microconidios, macroconidio y/o clamidosporas, en el suelo y/o en restos vegetales depositados.

Los síntomas más frecuentes observables causados por una infección de Fusarium solani son:

En el cuello: el tallo se oscurece dando lugar a una marchitez parcial o total de la planta, dependiendo de la gravedad de la infección.

En las raíces: también infectadas suelen tornarse de color rojizo, característica típica de este patógeno. (En inglés Red Foot Rot)

En los cultivos en suelo, es común que las infecciones por este patógeno suelan ir acompañadas por ataques de nematodos u otros insectos, al ser este patógeno un “oportunista”.

Métodos de control

Como métodos de control se propone usar sustratos de cultivo nuevos, o esterilizar los reciclados, al mismo tiempo la desinfectación de los equipos.

La prevención de la Fusariosis en los cultivos del cannabis debe ir acompañada de una estrategia de control de las condiciones ambientales, del correcto manejo del riego y fertirrigación al igual que sus vectores de propagación.

Fusarium vascular. En la foto dos síntomas típicos del Fusarium vascular: la clorosis en hojas medias y la marchitez (perdida de turgencia). Cuando observamos estos síntomas, la enfermedad ha llegado casi a su punto más destructor.

Agradecimientos: Claudia Santarosa, Fede (Dr. Grow´s Productions) y Ruimán.

Referencias

[1]    McPartland J.M., Clarke R.C. & Watson D.P. 2000. Hemp diseases and pests. Management and biological control. CABI Publishing.

[2]    Salami M. 2008. Cannabis sativa L., Dr.Grow´s Productions.

[3]    Salami M. 2010. Enfermedades infecciosas. Cannabis Magazine nº70.

[4]    Salami M. 2010. Efecto del ambiente sobre las enfermedades del cannabis. Cannabis magazine nº73.

[5]    Salami M. 2010. Hongos patógenos del cannabis. Cannabis magazine nº77

[6]    S.E.F. 2000. Patología Vegetal, Mundi-Prensa y Phytoma.

Acerca del autor

Massimiliano Salami
Massimiliano Salami es escritor, autor del libro Cannabis sativa L., colaborador de Cannabis Magazine e investigador en el cultivo del cannabis. Licenciado en matemáticas, es técnico en gestión de empresas agropecuarias con amplia experiencia como breeder.