El diario El Mundo publica un artículo sobre la vuelta del MDMA al mercado, después de una larga temporada en que era prácticamente imposible encontrarlo y que fuera de buena calidad. Ha regresado a las discotecas y a las ‘raves’. Ha recuperado su protagonismo en las llamadas de fin de semana al camello de confianza. El éxtasis, el MDMA o el ‘cristal’.

Sea cual sea el nombre de guerra que se quiera utilizar, lo cierto es que una de las drogas ilegales más consumidas en las noches españolas ha hecho lo que las famélicas economías de muchos países ya querrían para sí: escapar de su particular crisis.

Tras años de presencia ininterrumpida en el mercado negro, a finales de 2008 tanto consumidores como organismos de control detectaron una súbita caída en su disponibilidad y un aumento preocupante en su adulteración. Un panorama al que el barcelonés Óscar -nombre ficticio-, que lleva 15 años consumiendo éxtasis, nunca se había enfrentado. “De tardar como máximo un mes en encontrar producto de calidad, pasabas a estar medio año para localizar algo decente”.

En la misma situación se encontró Ricard, quien además de “no haber visto algo igual en los cuatro o cinco años que hace que consumo”, detectó “una subida en el precio -de 50 a 60 euros el gramo- y un aumento de la manipulación”, tal y como señala en conversación telefónica.

El ocaso en la distribución y la composición también fue detectado por la ONG Energy Control (EC), pionera en la reducción de riesgos por consumo de drogas gracias a la ecuación de ‘Si vas a consumir, al menos ten toda la información posible’. Formada por educadores sociales, psicólogos, médicos, químicos o farmacéuticos, EC se ha convertido en un faro sobre las tendencias del mercado por su larga experiencia en la prevención de riesgos. Un currículum que incluye la constatación hace año y medio de una bajada notable en el número de usuarios que se acercaban con muestras de éxtasis a su oficina en el barrio barcelonés de Gràcia y a sus puntos de control en las ‘raves’. Una crisis que, según Mireia Ventura, responsable del servicio de análisis de sustancias de EC, respondía a “las dificultades para acceder a los precursores químicos -los productos utilizados para fabricar la droga- y que abrió la puerta a una mayor adulteración” y, por tanto, a un mayor peligro.

Fue precisamente desde EC desde donde se lanzó a través de un informe una señal de alarma hacia un producto que, de contener MDMA -principio básico de la droga- en más del 90% de las muestras analizadas, pasó a convertirse en el primer semestre de 2009 “en un fraude comercial”. Un producto sin MDMA pero con sustancias como el mCPP mezclado con lidocaína, fenacetina o la metoclopramida, cuyos efectos combinados sobre la salud “todavía son desconocidos”.

La caída en la calidad del producto no pasó desapercibida para los consumidores que se molestaron en comprobarlo. Ricard, quien tras asumir los riesgos prefiere “saber qué voy a consumir y qué efectos va a tener sobre mí”, dejó de comprar éxtasis durante un año por la desconfianza que le generaba el mercado.

Desde hace más de un mes, sin embargo, “se ha vuelto a la normalidad”, apunta Ventura. Sea por decisión de quienes manejan a su antojo el mercado negro, sea por la llegada de la temporada estival o bien por un mayor acceso a los precursores, lo cierto es que en Barcelona, Madrid o ciudades de Andalucía “se ha vuelto a los niveles de 2008, tanto en cantidad como en calidad”. La adulteración del producto ha vuelto a disminuir y, por tanto, quienes quieren seguir drogándose saben, al menos, que los riesgos que corren son los de siempre.

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