• La industria del cannabis está acabando con los bosques, el hábitat natural de estos mamíferos

La marta de Humboldt (Martes americana humboldtensis) es la versión americana de un pequeño mamífero del tamaño de un gato que habita en los bosques, se alimenta de pequeñas aves, insectos y ranas, y tiene hábitos nocturnos. A su vez, las martas son presas de águilas, búhos y zorros, si bien su mayor enemigo es el ser humano, que las caza para vender su fina piel.

Pero esto no es todo, pues sobre las martas americanas, también conocidas como los demonios de Tasmania de la costa oeste por su apariencia, planea, a día de hoy, otra amenaza: el cultivo de marihuana, que implica la tala de árboles y, por lo tanto, la destrucción del hábitat natural de este mamífero.

 

Ante este escenario, el estado de California se plantea ahora declarar la especie en peligro de extinción, pues la desforestación podría ser letal para la especie, que utiliza las ramas, los troncos en descomposición de los árboles y los arbustos de los bosques para refugiarse y esconderse de sus depredadores.

Son, en efecto, habitantes de la parte más escondida de los bosques, generalmente, de plantas coníferas, entre las que destacan las sequoias, árboles perennes presentes en bosques húmedos que pueden alcanzar más de 100 metros de altura y cuyo hábitat natural se circunscribe a una estrecha franja del oeste de Estados Unidos que abarca los estados de Oregón y California.

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Actualmente, se estima que quedan dos poblaciones de martas, una en Oregón, con 100 ejemplares, y otra en California, con unos 200 individuos que viven en una zona conocida como el Triángulo Esmeralda, un epicentro de producción de cannabis.

 

Se trata de un enclave muy conocido por los californianos, pues aquí crece, desde la década de los 60, la mayor parte del cannabis que se distribuye legalmente por todo el estado de California. De hecho, más de mil millones de dólares en ingresos se acumulan cada año debido al cultivo de esta planta.

Muchos productores, además de acabar con los bosques, usan rodenticidas para evitar que los roedores y otras especies animales muerdan los canales de riego o se coman la cosecha, lo que hace que sustancias venenosas se introduzcan en la cadena trófica. En el caso de las martas, por ejemplo, estos productos pueden provocarles graves hemorragias internas que pueden acabar con su vida.

En cuanto a los pesticidas, productos de los que la industria se sirve para garantizar el buen estados de las plantaciones, cuando llegan a los ríos ponen en peligro el devenir de peces como el salmón.

Por último, también se sabe que un alto porcentaje de búhos, depredadores de las martas, mueren por culpa del mismo veneno que las mata a ellas. 

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.