Llegados a este punto, no voy a hablar de grandes plantaciones, ni de cobertizos repletos de plantas, sino de un solo armario en el que se pueden cultivar, (con dificultad, gracias al espacio restringido), un máximo de diez plantas hasta la madurez. Los cultivadores no suelen darse cuenta de que esta forma de cultivo ya no es exclusiva de los principiantes.

La mayoría prefiere espacios amplios donde puedan crecer todas las plantas juntas simultáneamente, y en el que puedan florecer más tarde al mismo tiempo. Al menos, de esta manera nos aseguramos una cosecha grande y el alto coste del equipo se amortiza antes. Sin embargo, hay que pensar que para obtener beneficios es necesario aumentar el desembolso en equipos (energía, alimento, etc.)

En cualquier caso, muchos cultivadores eligen, puramente por razones de espacio limitado, el cultivo en armarios. No todo el mundo tiene la suerte de tener un garaje, un ático vacío o cualquier otro espacio adecuado para una plantación decente, y muchos sólo tienen acceso, literalmente, a un armario para sus cultivos. Con un poco de trabajo manual, cualquier armario se puede transformar en un buen sitio de cultivo. Pero hay que asegurarse de que no haya grietas por las que puedan escaparse olores o luces potentes. Además de que nos pueden delatar, las luces potentes podrían dañar a las plantas si están en periodo de floración. Si entrara luz de fuera durante los periodos de oscuridad, las plantas se estresarían pronto o dejarían de florecer.

Incluso cuando hayamos tapado todas las posibles grietas, estaremos lejos de haber terminado la preparación. Para empezar, habrá que colgar la lámpara, instalar extractores y filtros de aire, y colocar al fondo del armario una bandeja para los restos, y también para contener el agua sobrante.

No resulta muy necesario para cultivar en un armario un sistema de riego automático. Es más práctico usar una regadera, y asegurarse de que las plantas reciben suficiente agua (y alimento líquido).

Puesto que construir un armario para cultivo profesional suele llevar bastante tiempo, y no todo el mundo es capaz de hacerlo por sí mismo, muchos cultivadores (de armario) prefieren comprarlo ya hecho (uno o varios). La gran ventaja de comprarlo es en primer lugar, el tiempo que ahorra, y, en segundo, que probablemente sale más barato con el tiempo, que comprar todas las piezas por separado (lámparas, filtros, termómetro, etc.) y montarlas. Además, inevitablemente habrá que tirar el primero, porque suele descubrirse que, a pesar de todo nuestro esmero con el bricolaje, ha quedado raquítico.

De todas formas, tanto el armario hecho en casa como el comprado ofrecen grandes ventajas,especialmente si se utiliza más de uno, tanto para el cultivador principiante como para el experimentado. E incluso para los verdaderos “peces gordos”.

Una de las mayores ventajas es que las grandes cantidades de trabajo de poda se pueden extender durante periodos más largos. Cuando utilizamos un espacio más amplio, como grandes cobertizos llenos de plantas, en número demasiado alto para contarlas, al menos necesitaremos a un grupo de amigos cuando llegue el momento de la recogida.

En el peor de los casos, necesitaremos un equipo completo para poder hacer el trabajo. Por esa razón puede ser una buena idea germinar un montón de plantas en un espacio amplio y, cuando hayan crecido un poco, separarlas. Pero lo cierto es que cuando llega el momento de la recogida, llega de verdad.

Con él también suele llegar el pánico del cultivador, cuando empieza a calcular el número de horas de cortes y recortes que queda por delante, y se da cuenta de que no va a poder con ello. Si le llega esta situación a un cultivador con un espacio grande y oculto, no suele tener problema para cambiar de sitio una horda de chicas de largos dedos, armadas con unas tijeras. Es la única manera de asegurarse de que la cosecha será buena y de que los cogollos estarán libres de todo lo superfluo a su debido tiempo.

Si tenemos nuestro cultivo en un vecindario populoso, será difícil mover al equipo de podadores sin despertar sospechas. Precisamente para este tipo de cultivadores, la técnica del cultivo en armarios resulta más sugerente, ya que nunca se necesita más de un podador para arreglar una decena de plantas.

Más aún, nunca más dependeremos de terceros, básicamente de los proveedores de clones. Cuando utilizamos más de un armario, podemos poner en marcha una especie de producción en cadena. Es decir, podemos situar las plantas en diversos armarios en diferentes etapas de desarrollo y floración, de modo que siempre estaremos en disposición de extraer clones de las plantas que estén en ese momento en fase de crecimiento.

De esta manera, no sólo controlamos los costes, sino que podemos germinar las especies de semillas más caras, seleccionar las mejores y más fuertes y llenar con ellas los armarios. Incluso resulta posible aprovechar para cultivar las especies más raras y valiosas.

Antes de que podamos darnos cuenta, tendremos un armario lleno de una planta realmente especial, una que no despreciarían ni los coffee shops, ni los más entendidos.

También ocurre que los fumadores se están haciendo más exigentes en cuanto a demandar cualidades como sabor, apariencia, etc., con lo que el cultivo tiene que ser cada vez más cuidadoso. Muy pronto empezaremos a ver por todas partes variedades que hoy solo aparecen en las “Copas de marihuana” y otros eventos masivos.

Además de las ventajas antes descritas, el cultivo en varios armarios ofrece la posibilidad de conseguir muy buenos resultados sin gastar una cantidad excesiva de energía eléctrica.

Pero seguro que a alguno le habrá pasado ya, tener un precioso armario lleno de lámparas, y que de pronto se vaya toda la luz. Naturalmente, tú tienes una linterna y puedes empezar a buscar la causa del apagón. Después de un rato de angustia, consigues arreglarlo, y te relajas de nuevo. Pero por desgracia, al día siguiente vuelve a pasar.

Ahora empiezas a angustiarte de verdad, porque nada funciona. Después de un trabajo de detective, te das cuenta de que la energía eléctrica de tu red es insuficiente para las necesidades del sistema y que sólo doblándola podrás arreglarla. Sin embargo, ni siquiera esto es tan fácil como parece, y no todo el mundo puede arreglárselas para bregar con una maraña de cables en el armario. Para aquellos que estén en esa situación, la solución ideal sería cultivar en varios armarios, de modo que podamos repartir el aporte de energía entre el día y la noche y por lo tanto no sobrecargar el sistema. Por encima de todo esto, los armarios pequeños tienen la virtud de producir menos olores y llamar la atención. También reduce el riesgo de que te pillen, porque siempre se puede vaciar un armario en una tarde y/o cambiarlo de sitio si hay redadas. Además, la policía suele tener mejores cosas que hacer que buscar pequeños armarios con unas cuantas inocentes plantitas, y si nos pillan hay menos riesgos de ser condenados por tan poca cosa.

Sin embargo, a veces el armario tiene el inconveniente de ser muy sensible a la temperatura. Por ejemplo, cuando el extractor no funciona a la velocidad adecuada, la temperatura puede subir rápidamente y hay que luchar para que las plantas no se marchiten. Esto no pasa en los sitios más amplios, donde la temperatura no cambia tan drásticamente.

Más que la subida de la temperatura, el problema en invierno es que no baje demasiado durante los periodos de oscuridad. Eso puede ser muy dañino para las flores en crecimiento, y por eso es aconsejable situar el armario en una habitación donde la temperatura no baje de los 20-22 grados. Sólo así podrás mantener el medio ambiente adecuado para desarrollar todo el gran potencial que ofrece el cultivo en armarios.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.