La floración va viento en popa y aunque las automáticas van a mejor ritmo que las clásicas, ya se aprecia que éstas van a dar algo más de producción por el mayor grosor de tallos y ramas, aunque por otra parte, también es más que posible que tarden más tiempo en acabar. En cualquier caso, deberemos esperar al menos otro mes para poder estimar claramente los resultados finales.

 Texto y Fotos: Luis Hidalgo

Entramos en la segunda fase de la floración y los cambios continúan, tanto en los clones como en las plantas automáticas de semilla. Por una parte, el calor ambiente va disminuyendo, lo que nos permite poner más luz; por otra, el sustrato ya no existe y estamos trabajando en terraponía pura, y por último, las necesidades nutricionales también van variando de las auto a las clásicas.

Etapa Pico de Floración

En el caso que nos ocupa, como comentábamos en entregas anteriores, existe un factor determinante a la hora de contemplar el período de floración, y es que en la comparativa han sido las autoflorecientes las que han marcado el momento de pasar a floración, lo que parece lógico a la hora de realizar las posteriores comparaciones. Está claro que las variedades clásicas pueden llegar a rendir mucho mas, pero a costa de mantenerlas más tiempo en vegetativo, por lo que pasamos todas a floración una vez que las automáticas han comenzado a florecer por si mismas.

En los últimos días de vegetativo, en los que se comenzaban a ver preflores, hemos cambiado la alimentación hacia un nivel más alto de fósforo y potasio en detrimento del nitrógeno. Sin embargo, no lo hemos hecho de igual manera para las auto que para las clásicas, ya que mientras para éstas últimas comenzamos el cambio nutricional nada más ver las primeras flores hembra, en las auto damos aún un par de riegos más con nitrógeno alto.

Una vez comenzó la floración de las auto, esperamos una semana y pasamos todo a 12/12. Quince días después aumentamos la potencia lumínica a 600W /m2 cenitales y otras 2 “antorchas de luz”, los trípodes descritos en números anteriores y que ahora describiremos más en detalle.

Hasta el día de hoy, en los cultivos de interior lo más corriente es encontrar los focos o luminarias colgados del techo por uno u otro sistema, usualmente poleas o cadenas que permitan subirlos y bajarlos. En algunos casos he visto estructuras a base de pilares de obra para colgar de ellos los focos y no tener que agujerear el techo si es de hormigón, por ejemplo, o si vivimos en una casa alquilada. En definitiva, los focos cuelgan de arriba y desde allí es desde donde reciben la luz las plantas, ya sea directa de la bombilla o reflejada por la luminaria.

La dirección correcta

La cuestión del ángulo de incidencia de la luz sobre las plantas ya fue discutida en esta revista en una serie de artículos sobre el tema, pero podemos resumir diciendo que en la naturaleza, las plantas reciben la luz desde distinto ángulo dependiendo de la latitud a la que se encuentren, de manera que las más ecuatoriales reciben los rayos de luz en un ángulo casi perpendicular que se va cerrando a medida que nos vamos alejando del paralelo 0. No entraremos aquí en cuestiones sobre variación del fotoperiodo en función de la latitud ya que aunque, por supuesto, es crucial para el ciclo florativo del cannabis, no tiene realmente relación con el caso que nos ocupa.

Está claro, como lo demuestra la experiencia de miles de cannabicultores de interior, que el sistema de colgar los focos sin más, lo más cerca que podamos encima de las plantas, funciona perfectamente y produce plantas bien cogolladas y resinadas, sobre todo si trabajamos con equipos de 600W o mas. Sin embargo, si se ajusta correctamente el ángulo en que reciben la luz las plantas si que se pueden apreciar pequeñas diferencias que sumadas pueden hacer que resulte interesante aplicar estos principios en cultivo indoor.

Además del tema del ángulo de la luz, el disponer de un sistema que nos permita enfocar la luz sobre las plantas desde casi cualquier ángulo y que además sea portátil proporciona otra serie de ventajas, tanto funcionales como de comodidad ya que podremos mover los focos con gran facilidad no sólo arriba y abajo, sino en casi cualquier dirección. Ello nos permite aplicarlo, por ejemplo, a una comparativa como la que estamos haciendo, en el sentido en que se van a hacer plantas realmente grandes en interior y con seguridad se producirán problemas de estiramiento o cuando menos, de pérdida de productividad en las zonas inferiores, sobre todo en las automáticas.

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Mediante el sistema que proponemos podremos suplementar con luz las partes bajas de las plantas sin ningún problema, haciéndolo además desde arriba hacia abajo y no directamente desde abajo, ya que si iluminamos desde abajo hacia arriba las plantas tienden a bajar las hojas tapando las zonas interiores en vegetativo y los cogollos bajos en floración, además de producirse otros efectos indeseables al desequilibrarse el reparto de energía sobre la superficie foliar

El Sol en Casa

Así pues, necesitamos algo que nos permita mover el foco al menos en tres ejes. Mirando mi cámara de fotos ví la solución: ¡¡¡ Un trípode!!!. Esto nos asegura como mínimo dos ejes, arriba y abajo y circularmente en horizontal. Si además pudiéramos controlar la verticalidad, lo tenemos hecho. Sin embargo, tras comprobar el precio de los trípodes con el tamaño necesario, parecía un poco fuera de lugar. Esta vez el problema fue resuelto tras recibir un folleto publicitario de una gran superficie dedicada al bricolage. Por 30€ ofrecían unos halógenos orientables con trípode de 2 metros de altura, o sea, lo ideal. De esta forma, aunque resulta muy sencillo reconvertir el invento y usarlo para nuestros fines, este mes toca un poco de bricolage aplicado a la cannabicultura.

Además del trípode, nos hará falta adhesivo de montaje extrafuerte y resistente al calor, al menos 200ºC. Estos adhesivos se pueden encontrar con toda facilidad en los mismos comercios donde nos ofrecen los trípodes. También precisaremos de un destornillador de estrella y unos alicates.

Luz direccional

Al abrir la caja nos encontramos con el trípode y otra caja que contiene los dos focos halógenos de 500W. Que nadie se sienta tentado de utilizar estos halógenos para su cultivo, ya que son totalmente ineficientes, dan un montón de calor y su luz es muy poco aprovechada por las plantas, de forma que los desecharemos, pudiéndolos utilizar para cualquier otro fin, como iluminar el patio o la terraza, o simplemente, deshacernos de ellos.

Sin embargo, si que nos quedaremos con las piezas metálicas en forma de “U” que sirven para fijar cada foco a la barra superior del trípode, desmontándolas de los focos. Con estas dos piezas fabricaremos un “brazo” uniéndolas por las partes abiertas con los mismos tornillos que las sujetaban a los focos originales, o sustituir éstos por “palomillas”, más fáciles de apretar y aflojar a mano, de forma que quede un cuadrado articulado por el centro.

Ahora llega la parte relativamente delicada. Fijaremos la pieza anterior por uno de sus extremos bien centrada por la parte posterior de la luminaria mediante el adhesivo, sujetándolo con las manos o, mejor, unas mordazas hasta que no se mueva. Muy importante no tocar nada hasta al menos 24 horas, mejor 48. Pasado ese tiempo podemos comprobar como el foco se encuentra bien seguro levantándolo de la pieza. De cualquier forma, siempre se puede atornillar el foco a la pieza, aunque para ello habrá que taladrar la parte “dura” del foco. A continuación fijamos la pieza con el foco a la barra superior del trípode enroscamos la bombilla y ¡Voilá! Ya tenemos la antorcha multidireccional ajustable en altura.

Algunas consideraciones a realizar sobre el tema son: Podemos aprovechar el cable que viene con los halógenos para conectar la luminaria al balasto, operación que conviene realizar antes de fijar el foco al trípode. Cuando movamos el foco en inclinación, lo haremos agarrando la pieza articulada y no el foco ya que podemos forzarlo y despegarlo de la pieza. Por último, es muy conveniente estar presente durante las primeras horas de funcionamiento, hasta que se haya alcanzado de sobra la temperatura máxima de la bombilla, al objeto de comprobar que el adhesivo resiste y el foco no se cae.

A partir de aquí se puede jugar con la potencia y la orientación, manteniendo un foco cenital o superior de los de siempre y rodear las plantas con antorchas de menor potencia, 125W, 250W, 400W con los que suplementar las partes bajas y evitar espigamientos, además de la posibilidad de combinar espectros utilizando halogenuros metálicos y sodio de alta presión en combinación.

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La Luz también se transmite

Para todos aquellos que deseen investigar un poco más sobre estos temas, hacemos un breve resumen sobre la existencia de modelos matemáticos que pueden calcular como se transmite la luz entre las distintas capas de hojas de las plantas. El modelo Prospect es un modelo de transferencia radiativa ideado y desarrollado por S. Jacquemoud y F. Baret en 1990, y es uno de los modelos más utilizados en infinidad de experimentos científicos.

Se trata de un modelo basado en el modelo de láminas generalizado de Allen, que representa las propiedades ópticas de las hojas desde los 400nm a los 2500nm de longitud de onda. La dispersión se describe mediante un índice de refracción espectral (n) y un parámetro que caracteriza la estructura interna de la hoja (N). La absorción es modelada usando la concentración de pigmentos (C a+b ), contenido de agua (C w ) y sus correspondientes coeficientes de absorción espectral (K a+b , K w ).

Allen en 1969 explicaba la reflectividad y la transmisividad difusa de una hoja compacta mediante el modelo de láminas, este modelo cuenta con dos constantes ópticas: un índice de refracción (?) y un coeficiente de absorción (k). Este modelo sólo podía ser aplicado a hojas con estructura interna compacta, como por ejemplo, el cannabis.

El modelo de capas desarrollado por Allen asume que una hoja compacta puede ser considerada como una lámina transparente con superficies rugosas plano-paralelas e inicialmente asume que los flujos de luz son isotrópicos y que el rayo de luz incidente es perpendicular a la superficie de la hoja. Sin embargo, debido a la forma ondulada de la superficie, el rayo que llega a la superficie de la hoja penetra en su interior con ciertas direcciones de incidencia que se encuentran dentro de un ángulo sólido O. El ángulo O es definido por un ángulo máximo de incidencia (a), relativo a la normal del plano de la hoja. El modelo tiene tres parámetros de entrada: un índice de refracción (n), un ángulo de incidencia (a), y un coeficiente de transmisión (?).

En el próximo número veremos como nuestras plantas van madurando mientras el sustrato se ha convertido completamente en un soporte hidropónico. Hasta entonces, un saludo.

Bibliografía

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.