Ataques de pánico, paranoia, lágrimas, vómitos… Testimonios de primera mano de los espectadores que han visto el musical felino bajo el efecto de las drogas

Se dice que gran parte de la taquilla que cosechó 2001, una odisea del espacio (1968) en su estreno fue gracias al LSD. No por la delicada reflexión existencial de Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke sobre la naturaleza humana y la exploración del espacio exterior, sino porque ese viaje final de luz y color que experimenta Dave Bowman era alucinante si veías la película drogado.

En pleno auge del ácido lisérgico, fueron muchos los jóvenes hippies y melenudos (entre ellos, David Bowie bien arriba de tintura de cannabis) que acudieron colocados a ver 2001, incluso varias veces.

La estrecha relación entre la experiencia cinematográfica y los estados alterados de conciencia suele depender de los hábitos de cada espectador, pero en la actualidad una película difícil de explicar podría jugar el mismo papel de must psicotrópico que la obra maestra de Kubrick. Por supuesto, hablamos de Cats. 

La adaptación de Tom Hooper del musical de Andrew Lloyd Webber, recibida con aspavientos de terror y convulsiones de incredulidad por parte de crítica y público, quedará en la memoria como un desastre inevitable. De eso no hay duda. Pero la posible evolución del filme hacia el estatus de filme de culto de aquí a unos años ha topado con un inesperado aliado: un montón de gente decidida a ir drogada a ver Cats al cine.

¿Es una buena idea ver Cats tras consumir drogas? Más allá de consideraciones sobre el consumo responsable y controlado por el que siempre abogaremos en esta casa, quizás conocer una serie de experiencias de primera mano te ayude a tomar una decisión informada.

Te puede Interesar
Canadá despenaliza otras drogas ‘duras’ como cocaína, MDMA o heroína

En The Washington Post han publicado los testimonios de varias personas que acudieron a ver Cats bajo los efectos de diversas drogas como cannabis, gominolas con THC, setas alucinógenas, LSD o incluso popper (nitrito de amilo). Estas son algunas de sus mejores frases:

“La experiencia cinematográfica más increíble de mi vida”.

“Fue la experiencia más aterradora de mi vida. Juro por Dios que sentí que mi alma escapaba de mi cuerpo”.

“He llorado las dos veces. Tengo intención de volver dos más”.

“Vomité cuatro veces pero acabé entendiendo la película a un nivel profundo”.

“Tuve un ataque de pánico hacia la mitad… justo después de que Taylor Swift cante Macavity”.

“Estaba aterrado cuando Judi Dench se giró a cámara y me miró fijamente a los ojos para explicarme que un gato no es un perro”.

“Creía que estaba perdiendo la cabeza. Solo podía concentrarme en respirar”.

“Hubo un momento en el que sentí que yo era la única persona en el mundo capaz de entender Cats. Me proyecté haciendo una tesis doctoral mientras estaba en la butaca: examinaría los dialectos de clase que se hablaban en Londres en los años 30 ciando T. S. Eliot escribió sus poemas, la jerga de los 80 de Webber y la violencia policial de 2019. Puede no sonar muy revolucionario, pero tened en cuenta que estaba colocada”.

Las diferencias de escala entre los protagonistas felinos (a veces de tamaño gato, otras de tamaño humano y otras de tamaño ratón), unidas a otros detalles como sus manos humanas en vez de pezuñas, son algunos de los detalles más perturbadores que recuerdan estos espectadores.

No obstante, algunos hasta le encontraron puntillo sensual a la aberrante caracterización CGI de las estrellas de la película. “Hay un gato, el interpretado por Robbie Fairchild, al que me habría encantado hacerle cosas malas”, afirma una de las fuentes consultadas por The Post.

“Me sentí atraído por la versión gatuna de Taylor Swift. Su cara sigue siendo la de Taylor. Pero no, es un monstruo”, recuerda otra.

Te puede Interesar
Hedonismo sostenible

El último testimonio pertenece a un reputado productor de Broadway que acudió al cine con unos amigos y varios caramelos de THC. “Al principio solo era una experiencia comunal que estábamos viviendo todos juntos”, recuerda. Pero hubo un momento en el que sintió todo cambió “cuando Judi Dench reaparece y canta su canción por 900ª vez”.

“Perdí todo contacto con lo que entendía que era la realidad. En ese momento, el resto del público estaba envuelto en un mar de carcajadas; a partir de ahí tuve que deslizarme por el chute de histeria hasta el final. Al acabar la película nos quedamos en silencio, sin palabras. Ninguna podíamos verbalizar lo que nos había pasado”.

Fuente

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.