Hola, lo primero agradecer el servicio que dan ustedes con su magnífica revista, y más con este consultorio… Yo cultivo desde hace años en interior y a lo largo del tiempo he ido viendo como la tendencia es poner cada vez más plantas y más pequeñas.

Alguna vez he intentado hacer plantas más grandes, pero me encuentro con que los cogollos son flojos menos los de la punta y las plantas se me quedan larguiruchas y estiradas. La pregunta es: ¿se pueden hacer plantas de dos metros o más en interior? Es porque claro, sería muchísimo menos trabajo como se puede suponer. Gracias de antemano. Manolo de Toledo.


Hola Manolo:

Como es lógico, parece difícil conseguir plantas de interior de dos metros perfectamente formadas sin utilizar tierra a espuertas. Para evitar esto pensamos que en principio se podrían utilizar grandes contenedores de mas de treinta litros, llenarlos con lana de roca en copos y poner dos o tres plantas en cada contenedor, pero esto también provoca que se pierda la movilidad y la manejabilidad pues el peso del contenedor tras saturar la lana de roca con solución nutriente puede pasar de los cuarenta kilos.

Además está la cuestión de la competencia a nivel radicular y por la luz, con lo que se pierden demasiadas ventajas. Siendo así, parece que lo ideal sería plantar directamente en bolsas de cultivo de 25 litros llenas de tierra de calidad y a ser posible mejorada por nosotros mismos.

Con todos los elementos necesarios a nuestro alcance, vamos a planificar y preparar el cultivo. Lo primero que necesitaremos son unos buenos clones enraizados ya sea en tierra, ya sea en lana de roca, jiffys… Por supuesto, podemos utilizar semillas, pero el hecho de trabajar con esquejes tiene muchas ventajas, sobre todo si ya conocemos como funcionan por haber sido cultivada la madre y catados los resultados. O sea, que si conocemos a la madre de los clones iremos sobre seguro, conociendo de antemano lo que cosecharemos y como reaccionarán las plantas, por ejemplo, tras cambiar el fotoperíodo a floración, pudiendo así anteponernos a cualquier imprevisto.

También podemos obtener los esquejes ya enraizados y crecidos, pero debemos estar atentos a la salud de estos. Los perjuicios si fallamos en este paso son enormes. Hacemos hincapié en la morfología o forma del esqueje, siendo preferibles los de un solo tallo principal, y de ramificación poco abierta. También es interesante que ya lleven unos días enraizados para que puedan asumir la potencia lumínica que van a recibir reaccionando correctamente y sin estrés.

Por supuesto, es muy importante contar con una buena mezcla de tierra. En este caso, debido al objetivo de conseguir la máxima producción posible, no nos importará que vaya un poco pasada de Nitrógeno. También es importante airear la mezcla un poco mas de lo normal, ya sea con perlita, coco o polímeros, aunque no conviene abusar de estos debido a que vamos a mantener humedades medias-altas y sufrimos riesgo de encharcamientos en la parte inferior de la maceta.

A lo largo del vegetativo realizaremos dos trasplantes, uno a los 15 días aproximadamente, y otro al pasar a floración. Estos trasplantes proporcionan espacio limpio y con nutrientes para la expansión del sistema radicular en los momentos clave. Además, proporciona una semilimpieza de este tras haber recibido alguna que otra fertilización.

Comenzaremos por tanto con macetas cuadradas de 4 litros para pasar a las bolsas definitivas de 25 litros a los 15 – 20 días. Como en esta etapa disponemos de mucho espacio, procuraremos colocar las plantas lo mas cerca posible de los focos de luz, aprovechando esta al máximo. A medida que las plantas van creciendo, debemos ir separándolas y recolocándolas de forma que no se tapen unas a otras y tengan un crecimiento regular, además de que las corrientes de aire fluyan lo más libremente posible, manteniendo estables los niveles de Co2.

Cuando hayan crecido 4 ó 5 pares nuevos, es el momento de aportar microelementos, bien en forma de quelato o en alguno de los desarrollos líquidos que permiten ser usados en tierra. Los mas importantes en esta etapa son el hierro y el magnesio, junto con el calcio y el zinc. No suplementaremos más, ya que a continuación, en unos días más, realizaremos el trasplante a 25 litros, con el consiguiente aporte de nutrientes.

Además aplicaremos otro “trukillo”, y es el aporte de hormona de enraizamiento en el segundo riego tras el trasplante. Existen múltiples formatos de hormona en el mercado, pero recomendamos las líquidas debido a que tendremos que disolverlas en el agua de riego. La cantidad de hormona a utilizar debería ser la mitad de la que recomiende el fabricante por cada litro de agua. La aplicación se debe realizar tras un primer riego ligero, momento en que el sustrato esta suficientemente húmedo como para no drenar directamente. De esta forma, conseguimos que la hormona se deposite en la parte inferior de la maceta, empapando también paredes interiores.

Esta técnica provoca un desarrollo brutal del sistema radicular, preparándolo para una floración muy muy productiva.

En cuanto al espacio de cultivo para vegetativo, podemos empezar en cualquier lugar en el que podamos disponer de dos metros cuadrados, uno para la mesa de recogida de agua sobrante y otro para poder movernos alrededor, colocar tanques de solución nutriente, de recogida, los tubos de riego automático y espacio para colocar las luces suplementarias cuando sean necesarias.

Para comenzar el vegetativo vamos a utilizar una luminaria cerrada con cristal y refrigerada por extracción de aire, ideal para poder acercarla a las plantas con una buena cobertura para el metro cuadrado mientras las plantas van creciendo bajo 400W de halogenúros metálicos. Mas tarde suplementaremos con otros 500W repartidos en dos lámparas de 250W que deberán ser orientables en todas las direcciones y regulable en altura hasta dos metros, lo que permite ajustar además de la altura y el giro, el grado de inclinación con respecto a la horizontal, permitiendo así suplementar las partes bajas da arriba hacia abajo.

Una vez estemos en floración, pasaremos a 600W como fuente de luz principal y dos 400W suplementando partes bajas. Con esta potencia de luz debería ser suficiente para producir plantas bien formadas y con cogollos densos por toda su estructura. Si el periodo de crecimiento vegetativo fue bien y sin problemas, acabaremos con 1’5 – 2 metros por planta.

Gracias por tus palabras, esperamos haberte ayudado.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.