Segunda parte del artículo sobre las aplicaciones del cannabis para el cuidado del cabello. L

 De la raíz a la punta

El pelo del cabello tiene una estructura igual a la de cualquier otro pelo del cuerpo, se ubique donde se ubique. Con una pequeña característica que lo diferencia del resto de los pelos del cuerpo, a saber, la raíz se inserta en la piel más profundamente que cualquier otro; es por ello que tiene más irrigación y lubricación (dos claves para cualquier emprendimiento exitoso).

El pelo consta de dos partes bien diferenciadas, una es el tallo o vaina externa; es lo que sobresale del cuero cabelludo y es lo que se precia a simple vista. Otra parte denominada raíz que es la que esta dentro, inserta en la dermis y sólo se puede apreciar si es arrancada de cuajo. Maniobra inútil amén de dolorosa. En esa capa más externa de la piel está metida, dentro de un orificio en forma de saco, el denominado folículo piloso. A este folículo piloso lo rodea una glándula sebácea que secreta justamente sebo, es decir, una especie de grasa (que técnicamente se denomina lípido), cuya verdadera importancia radica en que lubrica la superficie del cabello. Estas glándulas están distribuidas hasta en la orejas, por toda la superficie de la piel con excepción de las palmas de las manos y las plantas de los pies. A mayor grosor del cabello, más glándulas sebáceas se encontrarán. Van variando en tamaño y número según su localización: en la cara y cuero cabelludo son grandes y numerosas (400 a 900 por cm²). Además, rodeando al folículo piloso también se halla un musculo erector del pelo (de ahí nos llega la frase: ¡¡se me erizan los pelos!!).

En la base del folículo piloso, una fina red de vasos sanguíneos forma la raíz del mismo, alrededor de la cual hay una estructura blanca llamada bulbo. Este es la parte proliferativa (es decir la que va dar lugar a un nuevo pelo), conjunto que –como todo lo bueno- requiere de ser lubricado e hidratado.

El tallo del pelo comprende tres capas. La médula, compuesta de células queratinizadas, lo que significa que se trata de células endurecidas, cuya particularidad es que carecen de núcleo celular con lo que le da la propiedad de ser más rígidas y por ende más resistentes, además de poseer en su interior una gran cantidad de azufre que las torna débilmente unidas. Están presentes solamente en los pelos más gruesos (los denominados pelos de guardia), una especie de vanguardia blindada contra los embates de la agresión externa. El espacio intercelular está lleno de aire y la médula rodeada de la corteza, fuertemente adherida. En la corteza o cortex, la parte intermedia del pelo, se fijan la mayoría de los gránulos de pigmento responsables del color, generando una superficie que se halla cubierta por una membrana firme de contención denominada tegumento, en el que las células pueden estar adheridas o bien separadas en las porciones terminales, formando escamas.

Por lo que podemos apreciar, lo importante para tener un cabello sano es, nunca resulta vano insistir, tener una buena irrigación, y una buena lubricación, lo cual se evidencia cuando el cuero cabelludo, es decir la porción de piel en donde están insertos las vainas pilosas, esta bien hidratado y nutrido.

Si de hidratación hablamos, otra vez no podemos dejar de mencionar el aceite de Cannabis Sativa, ya que el mismo va a mantener la humectación de la piel del cuero cabelludo, facilitando la irrigación capilar, otorgándole flexibilidad a la piel, lo que a su vez va a permitir que el pelo este mejor nutrido, con lo cual lucirá más sano, fuerte y brillante. La prueba de fuego ha de ser, por lo tanto, la obtención de una piel del cuero cabelludo fuerte que prevendrá la caída del cabello de forma prematura.

Las glándulas sebáceas fabrican grasa en una cantidad que va de dos a tres gramos por día. Durante el invierno la cantidad de grasa que secretan puede disminuir hasta un gramo, por eso es aconsejable la mayor lubricación del cabello durante ese lapso, de manera que pueda recuperarse en el verano. El calor activa la secreción de grasa por parte de estas glándulas, por eso es muy efectivo cuando se termina el lavado del cabello enjuagar con agua caliente primero y luego con agua fría. Esto se debe a que el agua caliente va a activar a las glándulas sebáceas a que secreten más grasa y el posterior enjuague con agua fría va a fijar o endurecer esa grasa sobre el cabello, dejándolo más lubricado y con un efecto como de sellado de las capas de queratina (es decir de las células más externas que conforman el tallo del pelo, que al ser células endurecidas necesitan de estos cuidados para que el pelo no luzca quebradizo). Ningún otro es el origen de esas televisivas cabelleras más brillantes y sedosas, especialmente en los días de humedad. No hay como un cuidado natural frente a las recetas químicas.

 

Al pan pan y al pelo sebo

Rebobinemos: la raíz del pelo esta rodeada por una glándula sebácea que secreta sebo, este sebo tiene una composición química determinada, dentro de la que se encuentran algunos ácidos grasos esenciales. Aquí ingresa el cáñamo.

Para que el cuerpo pueda fabricar ácidos grasos esenciales y así se cumpla una de las tantas funciones que tienen en el organismo (en este caso la de fabricar grasa para alimentar las glándulas sebáceas), se les puede incorporar en la dieta o bien con productos para el cabello que los contengan. Y como ya hemos estado perseverando, el único compuesto natural que contiene ácidos grasos esenciales que NO fabrica el cuerpo es el aceite de Cannabis Sativa en su optima relación de aceites 1:3 (Omega3:Omega6: esto significa que hay tres veces más cantidad de Omega6 que de Omega3). Esta optima relación entre ambos no es una ventaja menor, ya que les permite que estos ácidos grasos, el Omega3 y el Omega 6, se incorporen a las células de forma más rápida y efectiva debido al mecanismo de ingreso a las células de los ácidos grasos esenciales.

El aceite de Cannabis Sativa se puede incorporar a acondicionadores de pelo o mascarillas nutritivas para el pelo, dejándolo brillante y sedoso; es importante que estos productos no tengan en su formulación demasiados productos detersivos -es decir con un poder limpiador muy fuerte- sino que estén hechos de la manera más natural posible. Para cabellos muy secos o muy castigados por las tinturas se puede aplicar el aceite de cannabis directamente, masajear el cuero cabelludo y dejar actuar unos 10 minutos.

Puede escribirse shampoo o champú pues la palabra es de origen hindú y significa “restregar”; una exageración descriptiva para definir productos destinados a la limpieza del pelo y del cuero cabelludo. Hay que tener en cuenta que al ser formulados deben tener entre otras cosas sustancias emolientes, es decir que suavicen el pelo y uno de los mejores emolientes naturales como ya hemos visto es el aceite de Cannabis Sativa. En esta fórmula del champú es importante conservar el poder limpiador del mismo sin que irrite ni reseque el cuero cabelludo. Por este motivo el aceite de Cannabis juega un papel equilibrante entre aquellas condiciones que necesita tener un champú para que sea efectivo. Pues nuestro querido aceite de Cannabis no sólo mejora el aspecto cosmético del shampoo sino que necesariamente obliga al elaborador a que use materias primas menos agresivas y más de las naturales.

Como hemos estado viendo la formulación de un champú tiene que ver, como todo en la vida, con una elección. Aquella fórmula que hace al champú más “efectivo” (aquel fabricado con sustancias químicas muy potentes) que, claro está, al pelo lo va a dejar muy limpio pero con el tiempo se notarán los efectos nocivos de estos productos. O elegir productos nobles, ancestrales y que protegen nuestro medio ambiente.

Para la filosofía de la cosmética cannábica la belleza se ve y transmite cuando se esta en armonía con la naturaleza. Naturaleza cannábica, claro está.

 

 

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