Este otoño, entra en vigor la legalización de la marihuana para consumo propio en Canadá. Ante la noticia, el dinero ya llueve sobre las grandes del sector, como Canopy o Aurora

Parece que Elon Musk no es el único al que le gusta la marihuana. Ante la previsión de que el cannabis de uso recreativo sea legal en Canadá a partir de este otoño, los inversores llevan meses frotándose las manos. El sector ya registra operaciones multimillonarias que anticipan las jugosas oportunidades de negocio que puede traer consigo este hito; sin embargo, ciertos movimientos en los mercados también denotan cautela. Por más verde que sea, no es oro todo lo que reluce.

La marihuana es legal en el país norteamericano desde 2001, pero de forma restringida al uso medicinal. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, hizo de la legalización de la marihuana para el consumo recreativo uno de los temas candentes de su campaña política en 2015, pero no fue hasta 2018 cuando esta promesa se hizo efectiva.

 

En junio, Trudeau anunció la aprobación de la Ley del Cannabis. “Ha sido demasiado fácil para nuestros hijos conseguir marihuana, y para los criminales sacar beneficios”, tuiteó entonces el canadiense. “Hoy, cambiamos eso. Nuestro plan de legalizar y regular la marihuana acaba de ser aprobado en el Senado”.

Está previsto que la ley entre en vigor el 17 de octubre, y las empresas e inversores ya se frotan las manos con el potencial beneficio. De hecho, el sector lleva meses moviéndose. Las dos grandes de este sector en Canadá, Canopy Growth y Aurora Cannabis, manejan operaciones multimillonarias para consolidar sus imperios de ‘hierba’ más allá del uso medicinal.

Un 'grower' riega plantas de marihuana en un invernadero en Ontario (Canadá). (Reuters)

A mediados de mayo, por ejemplo, Aurora Cannabis se hizo con su rival MedReleaf por 3.200 millones de dólares canadienses (2.104 millones de euros), después de haber también comprado Cannimed por 1.100 millones de dólares canadienses (723 millones de euros).

Las adquisiciones están enmarcadas dentro de la necesidad de aumentar la producción de cannabis para abastecer el incremento de demanda que anticipa el sector. Y es que hay algunos que ven el potencial de que los ‘porros de maría’ lleguen a equipararse a las cañas: el fabricante de las cervezas Corona y Modelo, Constellation Brands, aumentó en agosto su participación en una de las gigantes canadienses de producción de marihuana, Canopy Growth, desde un 9,9% del capital hasta un 38%, con una inversión de 5.079 millones de dólares canadienses.

Ya en junio, el CEO de Canopy, Bruce Linton, explicaba en una entrevista en CNBC que la clave del crecimiento del sector de la marihuana está en entenderla como un producto, no como una mercancía. “Para 2020 o 2021, se estará produciendo demasiado cannabis. Si todavía estoy vendiéndolo como un ingrediente, estaré metiendo la pata. Lo que uno quiere es transformarlo“.

Desde que Constellation anunció su entrada triunfal en el capital de la canadiense, Canopy se ha pegado un colocón en la bolsa de Toronto del 37% de alza. De hecho, el 80% de los analistas consultados por Bloomberg recomienda comprar el valor. En lo que va de año, la compañía ya ha doblado su valor en bolsa. La única gestora que recomienda vender en la canadiense, Echelon Wealth Partners, también ve con buenos ojos el aumento de participación de la multinacional, sobre todo porque es prueba de que la marihuana es un fenómeno internacional.

Bruce Linton, CEO de Canopy Growth, en una entrevista con CNBC el pasado junio. (Reuters)

“Vemos esta transacción como una apuesta muy sólida por Canopy y por la industria en general, ya que confirma que el cannabis es realmente una oportunidad de negocio global”, explica Echelen. Con todo, la gestora matiza que “atribuye la reciente flacidez del sector del cannabis a unas previsiones más cautelosas respecto al mercado canadiense, respecto a la exclusión de oportunidades fuera de Canadá”. Sin embargo, la gestora prefiere no echar la calada: mantiene su recomendación en vender frente a Canopy porque cree que la valoración del mercado todavía está demasiado alta respecto al análisis fundamental.

Cuentas repletas de ‘malas hierbas’

Y es que las cuentas de las grandes de la marihuana canadiense son algo ambiguas. Los ingresos de Aurora, por ejemplo, suben de forma estable, pero no necesariamente debido a la marihuana. En el tercer trimestre, Aurora registró un aumento trimestral de los ingresos del 37,6%, pero la empresa achacó esta subida a su firma de diseño de invernaderos, ALPS —la venta de cannabis sigue suponiendo gran parte de la facturación, pero solo aumentó un 10% este trimestre—.

De hecho, a diferencia de otras grandes cotizadas de la marihuana canadiense, como la propia Canopy, Cronos o Hydropothecary, Aurora acumula este 2018 una pérdida de 31% en la bolsa de Toronto, aunque después de tocar mínimos en agosto a 5,3 dólares la acción, la compañía se ha revalorizado más de un 30%, hasta superar los ocho dólares. La empresa es uno de los valores con más cortos de la bolsa de Toronto, con alrededor de 161 millones apostados en que el valor va a continuar desplomándose.

La cotización de Aurora es una señal de la volatilidad por la que pasa la marihuana en los mercados canadienses apenas meses antes de que esta sea legalizada para el consumo propio. Especialmente porque no solo Aurora obtuvo resultados dudosos en el tercer trimestre: Canopy Growth apenas registra un aumento trimestral de los ingresos del 4,8%, y tiene un ebitda ajustado de 22,9 millones de dólares canadienses en pérdidas. En comparación, Aurora alega que prefiere no publicar su ebitda, aunque matiza que es positivo (en sus últimos resultados, el beneficio bruto fue de nueve millones de dólares canadienses).

Los críticos del cannabis alegan que los que apuestan por el sector no han aprendido de lo ocurrido en Oregon o Washington, donde cuando se legalizó la marihuana para el consumo propio, y los precios empezaron a caer en picado a raíz de los desequilibrios entre la demanda y la oferta. Además, una vez sea legalizada en Canadá, la marihuana tendrá su consiguiente regulación: por ejemplo, las dos regiones más pobladas del país, Ontario y Quebec, solo venderán cannabis desde plataformas estatales (al menos de momento).

Sin embargo, quizá los inversores están más despiertos de lo que parece: si se mira al sector de forma general, el Bloomberg Intelligence Canada Cannabis Competitive Peers Index, que agrupa las 54 compañías de marihuana más grandes del país, acumula en 2018 una curva negativa: cae un 28% en lo que va de año, borrando el subidón de 2017, cuando el índice había multiplicado por dos su valor. Eso sí, desde que Trudeau anunció la nueva legalización en junio, el índice ya sube un 24%.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.