Las semillas de marihuana, ingrediente en productos que se comercializan en medio mundo, reclaman su lugar entre los fogones en la puritana Australia como un alimento nutritivo para el consumo humano.

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En Estados Unidos, Canadá, los países de la Unión Europea, entre ellos España, se producen alimentos a base de la semilla de cáñamo (cannabis sativa), como barras de cereales, harinas, aceites y quesos vegetarianos, pero en Australia este producto “está estigmatizado”, declaró Andrew Katelaris, el impulsor de la iniciativa para legalizar su uso en la cocina.

Australia lo comercializa en forma de cosméticos, fibras o alimentos para animales, pero una cosa es dárselo al mejor amigo del hombre y otra que los ciudadanos puedan incorporarlo a su dieta diaria.Sus defensores argumentan que el Gobierno ignora las propiedades nutritivas del cáñamo porque “teme” la propagación de los cultivos de esta planta por todo el país y agregan que unos seis millones de personas, más de un 30%, han consumido marihuana en algún momento de su vida.

Katelaris, investigador médico, apuntó que las semillas tienen, a diferencia de las flores, las hojas y los tallos, baja concentración de Delta-9 tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva del cannabis. Y contienen proteínas, grasas poliinsaturadas, como el Omega 3, vitaminas, como la E, y contribuyen a “desarrollar el cerebro o a prevenir la demencia”, señaló Katelaris, un conocido activista a favor del tratamiento de enfermos terminales.

A pesar de la resistencia que ha encontrado esta iniciativa entre las autoridades del país, los australianos consumían cannabis desde su introducción en el siglo XIX, en la época de la colonización británica. Aunque el vocablo “marihuana” no surgió en Australia hasta el año 1938, cuando se puso en marcha la política antidroga, según el autor del libro Drogas australianas y cultura pop, John Jiggers.

El cannabis, que según algunos estudios científicos aumenta el riesgo de padeceresquizofrenia y depresión, es ilegal en Australia, pero la posesión en pequeñas cantidades y un número limitado de cultivos para uso personal han sido despenalizados en algunos estados y territorios del país desde la década pasada.

Bob Carr, jefe del Gobierno del estado australiano de Nueva Gales del Sur entre 1995 y 2005, defendió en el Parlamento regional un proyecto para legalizar el consumo de marihuana con fines terapéuticos, una propuesta que secundó Katelaris pero que no progresó. La agencia de seguridad alimentaria de Australia y Nueva Zelanda (FSANZ) tiene desde el año pasado la solicitud de Katelaris para legalizar el uso de semillas de cáñamo para consumo humano.

De momento, el ente regulador ha concluido que los alimentos elaborados a base de semillas de marihuana “no representan un riesgo para la salud” y “pueden ser una alternativa dietética útil”.

Actualmente, la FSANZ somete a consulta ciudadana la iniciativa como paso previo a los debates que se desarrollarán en los gobiernos de los distintos estados y territorios del país. Uno de los retos es la implantación de un sistema de control para verificar si las semillas tienen bajos niveles de THC, así como la emisión de licencias para el desarrollo de esta industria potencial de alimentos, explicó la portavoz de la FSANZ, Lydia Buchtmann.

La funcionaria señaló que para finales de año prevén que se adoptará una decisión.

 

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