La empresa canadiense Tilray abre en Portugal un gran centro de cultivo de esta planta con fines medicinales para abastecer a la UE

Bendita ‘maría’. Es lo que piensan millones de personas en todo el mundo que soportan sus males de una forma más llevadera gracias al cannabis; empleado de la manera adecuada lo mismo ayuda a sobrellevar efectos secundarios de la quimioterapia, como las náuseas, que alivia la esclerosis múltiple, reduce el impacto de la epilepsia y el dolor crónico o contribuye a luchar contra la anorexia y afecciones psiquiátricas, entre otros usos medicinales. Lo certifica la Asociación Internacional para los Cannabinoides Medicinales (IACM).

A cultivarlo de manera industrial se dedica la empresa canadiense Tilray, que acaba de inaugurar una gran planta en Cantanhede, al norte de Portugal, con miras a abastecer el mercado europeo. En el país vecino, el cannabis medicinal es legal desde que el año pasado lo aprobara el Parlamento. «Con orgullo de ser pioneros -dicen en la empresa-, somos el primer productor de cannabis medicinal que suministra flores de esta hierba y productos derivados a decenas de miles de pacientes, médicos, farmacias, hospitales, gobiernos e investigadores de los cinco continentes». Sus productos se venden en dos formatos primarios: extractos y flores secas, tanto enteras como molidas, «que pueden ser administrados o consumido a través de una variedad de métodos».

El año pasado, la empresa ya consiguió con éxito la primera cosecha al aire libre, y a principios de este año llegó la plantada en su invernadero de más de dos hectáreas. Han invertido 20 millones de euros en la instalación. Emplea actualmente a un centenar de personas y esperan duplicar este número para finales de 2019. Quieren llegar a producir 60 toneladas al año. Brendan Kennedy, consejero delegado de Tilray, asegura que toda esta apuesta de expansión empresarial precede al cambio que están experimentando los países europeos al autorizar el uso de cannabis con este objetivo. Alemania es su principal destino, allí se legalizó en 2017. En Gran Bretaña, el año pasado. La empresa vende ya en Canadá, EE UU, Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina, Sudáfrica, Chipre, República Checa y Croacia. En Portugal aún no se comercializa porque no hay ninguna farmacéutica que lo haya solicitado.

«Perplejidad» en España

En nuestro país, el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM) -integrado por médicos, investigadores y asociaciones de pacientes- muestra su «absoluta perplejidad» por que el cannabis medicinal siga siendo una quimera que solo se dispensa a un puñado de pacientes -en su mayor parte, enfermos de esclerosis- con receta médica hospitalaria, es decir, el ‘Sativex’ que se consigue solo en las farmacias de los hospitales. «Ni siquiera llega al 1% de las 300.000 personas que lo necesitan en nuestro país y que lo están usando gracias a una de las tres vías por las que se puede conseguir: el mercado negro, los clubes de cannabis o el autoconsumo», explica su presidenta y usuaria, Carola Pérez. Denuncia la «vergüenza» que supone que España se esté quedando rezagada en este sentido, «alegando que no existe evidencia científica, y que aboquen a tanta gente a automedicarse con sustancias de las que no conocen su procedencia, la variedad de la planta, la dosis… Efectivamente, hacen falta muchos más estudios, pero ahí está la experiencia de países como Canadá o Israel, con programas de dispensación, controlada por el gobierno, con un cannabis trazado, analizado y recetado bajo supervisión médica».

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La legalización del cannabis medicinal en Portugal y el desembarco allí de Tilray es para muchos usuarios españoles como ponerle a un niño un caramelo en la boca y no acabar de dárselo. De todos modos, recuerda Pérez que en nuestro país hay dos empresas que cultivan cannabis para exportar a otros países con licencia de la Agencia Española del Medicamento, Alcaliber y Linneo Health. «Una contradicción, puedes plantarlo aquí pero para los de fuera, alemanes, israelíes, italianos… ¿El cáncer y el dolor son diferentes allí? ¿Aquí no existen evidencias y allí sí?».

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.