En el artículo de este mes trataremos un tema muy controvertido, no sólo para la psicología, sino también para otras áreas de conocimiento como la filosofía, la física, la neurología, etc. El tema de controversia no es otro que la capacidad de la mente humana para volverse sobre sí misma y adquirir una consciencia de su propia existencia, así como una capacidad para automanipularse.

Por Psicotar

Vivimos en un mundo difícil, en el que diariamente somos bombardeados con proclamas y sutiles mensajes para que sigamos a una u otra marca de productos, acatemos las órdenes de la autoridad que vela por nosotros, reconozcamos nuestra ignorancia y nos pongamos en manos de sabios expertos que nos solucionarán todo, etc. Nunca antes la especie humana había tenido tanto y nunca antes habían surgido tantos problemas a pesar de, paradójicamente, tenerlo casi todo a nuestro alcance.

Podemos echar un rápido vistazo a nuestro alrededor y ser conscientes de los grandes y profundos cambios que nuestra especie ha conseguido en la lucha por la supervivencia. Hemos pasado de largas jornadas de caza y recolección a largas jornadas siguiendo partidos de fútbol por TV, de largas charlas alrededor del fuego dentro de la caverna a largas jornadas de chabacanería televisiva por cortesía del gran hermano y similares subproductos neuronales.

Y sin embargo hoy en día, que lo tenemos casi todo, el homo sapiens sapiens se ha dado cuenta de que casi no tiene de nada, que se siente vacío, que necesita ayuda psiquiátrica y/o psicológica. Todo esto es muy llamativo porque refleja que, pese al desarrollo cultural y tecnológico, hay algo que no ha evolucionado en nuestras mentes y que parece ser algo de lo que verdaderamente importa.

Tras millones de años de evolución, el cerebro humano es considerado el último escalón de la historia evolutiva sobre la faz de la tierra. Tenemos una dotación neuronal suficiente para permitirnos llegar a lograr tanto grandes hitos como las más terribles miserias (1)

Ese cerebro nos permite una personalidad, un concepto del “Yo”, de lo que yo soy, de lo que yo pienso, de lo que yo hago… de forma que, a la vez, soy capaz de diferenciar lo que yo hago (como sujeto) de lo que a mí me hacen (como objeto). Esta capacidad se desarrolla en el período alrededor de los 3-4 años de vida (2)

Esta serie de fenómenos tienen una base cerebral y neuronal, ya que se producen asociaciones entre el mundo externo de los objetos y “lo que se puede hacer o lo que te pueden hacer” los mismos, de forma que una palabra puede estar asociada a diversos significados y éstos pueden generar diversas reacciones. Imaginemos el efecto que puede tener la palabra “grande” para referirnos a una piedra (propiedad denotativa o descriptiva) o para referirnos a la patria (propiedad connotativa o que incluye otras propiedades o significados)

Es en este mundo verbal / conceptual donde vamos a encuadrar los efectos posibles del cannabis para hablar someramente de algunos curiosos fenómenos y alteraciones que se pueden provocar de forma involuntaria o buscada.

El primero de ellos será la conocida como ”descarga consecuente” (3) que es una señal producida en el cerebro ante diversos movimientos, pensamientos, sensaciones, etc… de forma que se produzca una sensación de haber hecho o dicho algo cuando realmente se ha hecho. Un ejemplo de esta descarga consecuente sería el mover una pierna y ser consciente de que se ha movido activamente y el caso contrario, que alguien nos mueva la pierna y nosotros sepamos que la pierna no la hemos movido nosotros.

Esto es posible por la información adicional que se genera cuando pensamos, sentimos, hacemos algo, nos movemos, etc… ya que esta información se dirige a las zonas del cerebro donde está instalada la propiedad de “uno mismo”, es decir, las áreas donde se sospecha que radica la capacidad de autoconsciencia. Esta capacidad tiene relación con dos áreas del cerebro, situadas en el lóbulo límbico y en la ínsula y más concretamente, con unas neuronas denominadas de “Von Economo” en honor a su descubridor (4) (5)

áreas permiten al individuo “darse cuenta” de que el movimiento que siente lo ha realizado él, que el pensamiento que le llega a la consciencia es suyo, etc. Si esta descarga consecuente falla, podría llegar a producirse que los pensamientos y movimientos del propio cuerpo se atribuyan a otros, lo cual es una forma de alucinación que puede generar reacciones emocionales desagradables como el pánico, ansiedad, o incluso una interpretación delirante (creer que le están moviendo por control remoto) (6) (7)

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El cannabis altera la bioquímica cerebral, pudiendo llegar en ocasiones a afectar al sentido de uno mismo y, por ello, alterando la autoconciencia. Esta alteración puede ser una amplificación, con lo que la descarga consecuente entra en la consciencia y percibimos hasta el más mínimo detalle de nuestros procesos internos, llegando esto a generar un sentido del propio cuerpo interesante para poder usarlo como un elemento terapéutico en personas con problemas de percepción de su propio cuerpo (anorexia, bulimia, etc)

También puede producirse con el cannabis una alteración cualitativa en esa percepción, con lo que obtendremos un estado diferente de la mente que, dependiendo del manejo que haga la persona que lo experimenta, podría resultar positivo o negativo. Por ello, resulta ridícula la atribución negativa que se le hace al cannabis y otras sustancias de propiedades supuestamente generadoras de esquizofrenia, delirios, etc, ya que estas reacciones negativas no son provocadas directamente por la sustancia como pretenden hacer creer, sino que dependen del individuo y de cómo maneje este estado diferente de funcionamiento de la mente. Otra cosa es que personas enfermas o con problemas tales como el malestar emocional consuman con mayor frecuencia cannabis a modo de automedicación, lo que no es más que un factor consecuencial y no causal.

Otro fenómeno que puede aparecer con el cannabis es la despersonalización, que es la pérdida del sentido de uno mismo y la asunción de que “esto no lo estoy haciendo yo” o “esto no me está pasando”. Es un fenómeno muy llamativo, en tanto en cuanto que implica una desactivación o función alterada de las áreas de autoconciencia y que por ello, puede generar vivencias “raras” de las situaciones.

Higher ConsciousnessEs una situación muy frecuente al despertarse del sueño, donde las áreas cerebrales aún no están coordinadas y durante unos momentos se permanece “en el limbo” entre el modo de funcionamiento orientado a la realidad típico de la vigilia y el modo onírico, orientado al sueño. Estas áreas normalmente tienen un control mediante lo que se conoce como “inhibición recíproca” de forma que, mientras una funciona, la otra no. Pero a veces esa inhibición se libera y permite una coexistencia mutua, con lo que ello supone de alteración de la percepción del mundo.

Esto puede ser algo negativo como por ejemplo sucede en la narcolepsia, trastorno del sueño donde algunos sujetos pueden sufrir alucinaciones al despertarse o dormirse que tienen un gran realismo y pueden dejar completamente paralizada a la persona.

Igualmente, es una sensación frecuente en momentos de tensión, como por ejemplo una persona que tiene que hablar en público y cuando comienza a hablar se pone nerviosa, interpretando esa activación como amenaza, rechazándola en las áreas de la autoconsciencia y sintiéndola como “algo que parece que no me está pasando a mí”

El cannabis puede generar también esta sensación de irrealidad al modificar la bioquímica cerebral y generar una desconexión entre la vivencia y la sensación de realidad. Esto puede resultar estresante o divertido para las personas, marcando la diferencia entre “un mal rollo” o una simple sensación divertida. También sería posible su utilización de forma voluntaria para separarse emocionalmente de una situación traumática, por lo que ese posible efecto de despersonalización sería algo positivo, ya que la alternativa sería el sufrimiento.

Respecto al trabajo de autoconciencia, el cannabis puede resultar un poderoso compañero de viaje, siempre y cuando tenga uno claras las ideas y los objetivos, aparte de saber cómo aprovecharlos, ya que es muy frecuente que aparezca el despiste durante el consumo y la persona no lo encauce, perdiéndose entonces la posibilidad de trabajar la autoconsciencia.

El trabajo de autoconciencia ayudado por el cannabis puede hacerse de varias formas, en primer lugar sería el uso habitual de la sustancia y, cuando los efectos estén en el punto álgido, trabajar alguno de los siguientes ejercicios:

       Prestar atención a las sensaciones que llegan del cuerpo, concentrándose únicamente en las mismas, sin llegar a darles una interpretación o tratar de ponerles una etiqueta de “buena” o “mala”. Aquí es positivo el darse cuenta de cómo el cerebro siempre trata de interpretar las sensaciones del cuerpo y ponerles la etiqueta correspondiente (esto es ansiedad, esto es miedo, etc.)

       Prestar atención a algún proceso corporal como puede ser, por ejemplo, la respiración. Tomando consciencia plena de todo el ciclo respiratorio, desde que el aire comienza a entrar en las vías respiratorias, hasta que abandona el cuerpo.

       Hacer algo de ejercicio brusco por ejemplo (25 flexiones de piernas) para provocar una aceleración en los latidos del corazón y así concentrarnos en la separación entre la activación fisiológica y la activación mental, manteniendo presente la necesidad de generar un espacio entre la sensación del cuerpo y la respuesta de la mente.

A este respecto, un servidor tuvo un día una experiencia muy instructiva. Me encontraba en una casa rural un fin de semana y consumí algo de cannabis. Al no consumir habitualmente, no tengo tolerancia apenas y la dosis resultó ser un poco mayor de lo esperado, debido a la potencia de la hierba. El caso es que comencé a sentir el cuerpo completamente planchado, con abundantes espasmos musculares y debilidad muscular, aparte de una cada vez mayor taquicardia, que empezaba a ponerme nervioso. Por un lado, sentía las “alarmas” de mi cuerpo y las sensaciones desagradables que avisaban de que algo no estaba bien y por otro sentía cómo mi cerebro buscaba la forma de “etiquetar” esas sensaciones bajo la forma de “te está dando un ataque al corazón”, “busca ayuda médica enseguida”, “corre a avisar a alguien”, etc… En vez de dejar que cundiera el pánico, me centré en las sensaciones corporales prestándolas toda la atención de que era capaz, observando el proceso de taquicardia, los calambres musculares, etc. Llegué a percibirme como el árbitro de un partido de tenis, que decide si la bola entra o no para conceder el punto. Por un lado, mi cuerpo dando la alarma, por otro, mi mente tratando de poner un nombre a esos mensajes del cuerpo y por otro, mi autoconciencia siendo consciente (valga la redundancia) de este proceso, que se convirtió en un buen aprendizaje para en posteriores ocasiones poder tolerar una activación orgánica separada de la activación mental. Para lograr esto fue útil el conocer técnicas de relajación sencillas, como la de relajación muscular progresiva de Jacobson, así como realizar respiraciones profundas (8)

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Molecules and Integrationproblema asociado a la autoconciencia radica en el problema materia –conciencia y del que se encarga la filosofía de la mente (**Churchland). La pregunta es ¿Cómo es que estando compuesto de átomos idénticos al resto del universo, nuestro cerebro es capaz de tener una capacidad consciente que me haga sentir que YO soy y que estoy separado del resto de materia? Realmente es un problema complejo, ya no sólo por las disquisiciones psicológicas, sino por los problemas que se encuentran desde la ciencia para poder abordar la cuestión.

Una posible solución sería admitir que el alto grado de organización de la materia que se alcanza en el cerebro humano es la fuente de esa autoconciencia y que el uso de sustancias psicodélicas ayudaría a alterar esas relaciones entre los componentes y por ello, modificaría los estados mentales, incluso aumentando la capacidad de mirar hacia uno mismo.

Otra posible solución sería admitir que el cuerpo es físico y que esa mente es realmente un alma que coexiste a la vez encerrada en ese cerebro. El problema aquí es admitir la duda sobre qué pasará con ese alma cuando la materia expire y, sobre todo, si ese alma podría existir sin materia en la que basarse o residir.

Por supuesto que el uso de cannabis nos puede ayudar en la comprensión de este y otros dilemas por el mecanismo de la sobreinclusión, que es un fenómeno producido cuando se restringen los límites de los conceptos y las reglas de las situaciones y se mezclan situaciones, datos, fenómenos, etc, de forma novedosa y creativa. Hay personas que tienen esta capacidad de forma espontánea y que se maximiza con el consumo de sustancias como el cannabis, la psilocibina, etc, que provocan el funcionamiento simultáneo de áreas cerebrales que normalmente están inhibidas recíprocamente.

Nos despedimos hasta la próxima… salud y ¡buen viaje!

 

NOTAS

  1. Wilson, K. G.; Luciano Soriano, M. C. (2009) Terapia de aceptación y compromiso. Madrid: Pirámide.
  1. Ruiz, Marcos. (2003) Las caras de la memoria. Madrid: Pearson – Prentice Hall.
  1. Freides, David (2002) Trastornos del desarrollo: un enfoque neuropsicológico. Barcelona: Ariel (págs 74 – 75)
  1. Para una introducción conceptual: http://www.neurologia.com/pdf/Web/5007/bd070385.pdf
  1. Interesantísimo artículo sobre la base neuronal de la autoconciencia (requiere registro previo, gratuito): http://www.neurologia.com/sec/resumen.php?or=web&i=e&id=2010191#
  1. Ver cita nº 3.
  1. BELLOCH, Amparo; SANDÍN, Bonifacio y RAMOS, Francisco (Eds.): Manual de Psicopatología, Vol. I. McGraw-Hill. Madrid, 2004. (Págs. 317 a 321)
  1. Para un detallado repaso de la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson recomendamos consultar el siguiente enlace:

http://www.psicologia-online.com/autoayuda/relaxs/contenidos.htm

  1. Churchland, Paul M. (1999) Materia y conciencia. Barcelona: Gedisa.

 

 

 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.