Segunda parte del artículo de nuestro especialista en cultivo, dedicado a la cosecha. Leer primera parte.
 
 
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Al pasar a una sequía radical y repentina, con falta de alimentación y el correspondiente estrés oxidativo provocado por el descenso en el intercambio de oxígeno al aumentar la frecuencia de apertura de los estomas, el ejemplar aprovechará las últimas reservas metabolizando los escasos nutrientes, generando un mejor gusto y aroma y facilitando el posterior secado con una desclorofilación más rápida.

Está claro que si en el momento de cosechar, la planta contiene la mínima humedad posible, no podrá perder mucha más en el secado!!! Pero ésta no es la única forma de evitar que la reducción del peso sea tan “escandalosa”. Como se comentaba anteriormente, en los primeros cultivos se suele cosechar antes de tiempo en lo que a “engorde” se refiere… Y es que los cálices pueden contener o no materia vegetal de diversos tipos en su interior, y parece que es en la última semana “real” de la floración cuando son más densos con lo que a más materia, menos humedad. Esta materia vegetal (no nos referimos a los cañamones en formación, pues suponemos que no ha habido polinización) no suele añadir ningún tipo de aroma o sabor desagradable, y evita la pérdida de peso por desecación.

En cuanto a la cuestión de la cosecha, poco queda que añadir, salvo el hecho de la característica  de la refloración. Este hecho se da sobre todo en sativas puras, aunque con la cantidad actual de multipolihíbridos que circulan entre las variedades comerciales, es frecuente encontrar supuestas índicas puras reflorando. En cualquier caso, es una característica que podemos aprovechar, siempre que no nos importe perder algo más de tiempo. Simplemente, si vemos que empiezan a aparecer nuevos pistilos blancos en la cantidad suficiente, mantenemos la floración hasta que el cogollo adquiere otra capa exterior de cálices. Este proceso suele durar bastante menos del período de floración normal, pudiendo completarse en 10 – 15 días.

Atención a las plantas sobremaduradas y a las refloraciones múltiples en sativas, ya que conllevan el riesgo de aparición de algunas flores macho, ya sea en su formato normal o en el de “platanito”. Si la cosecha va a ser general, todo perfecto, pues aunque en el último momento se produzca una polinización, nunca dará tiempo a la formación siquiera del embrión. Pero si tenemos otras plantas en proceso, estas pueden quedar polinizadas, con la consiguiente cosecha de semillas.

Vamos a tratar ahora otro tema, que es el de cómo adelantar la cosecha, o hacer que las plantas maduren algo más rápidamente de lo que lo harían sin nuestra ayuda. Esto se justifica, por ejemplo,  en casos en los que el clima es totalmente desfavorable a partir de una determinada fecha, o bien si se ha detectado algún moho u hongo en los cogollos, con el consiguiente riesgo de contagio para el resto. Incluso el hecho de un traslado o mudanza repentina puede requerir del uso de estos métodos.

Una de las formas más sencillas es la reducción paulatina del fotoperiodo hasta llegar a solamente ocho o diez horas de luz. Esto provoca un estado de senectud natural acelerada con la consiguiente maduración rápida. Hemos de tener en cuenta que esta técnica ha de ser aplicada en los estadios finales antes de la cosecha, ya que en caso contrario la falta de luz provocará una elongación final alargando los espacios entre cálices, descompactando los cogollos y dándoles forma de “espiga de trigo”.

Este método, tan fácil de aplicar en interior, se complica a la hora de aplicarlo en exterior. Si trabajamos con macetas y plantas relativamente pequeñas, podremos pasarlas a una habitación a oscuras dentro de la casa desde la terraza o jardín, calculando la reducción de horas de luz con respecto al ciclo natural, esto es, si el sol sale a las 7:00 y se pone a las 20:00, deberíamos pasarlas dentro a las 19:00, o bien sacarlas a las 8:00 de la mañana, en el caso de querer quitarles una hora de luz, y así consecutivamente… Otros cultivadores prefieren cubrir los plantones con cajas de cartón al final de la tarde, que se retiran al caer definitivamente la noche.

Pero el problema real se produce cuando hablamos de plantas de más de dos metros en tierra madre. El único sistema eficiente que hemos podido ver ha sido el poner una especie de “cortina de baño” alrededor de la planta, con 3 ó 4 postes y un círculo superior algo más grande que el diámetro de la planta. A continuación, una cortina cuelga del anillo superior, de forma que se puede abrir o cerrar en torno a la planta. Se ha observado una significativa aceleración del proceso de maduración mediante este sistema, a base de cerrar para “robar” horas de luz.

Otras formas de adelantar la cosecha se basan en el uso de agentes químicos que alteran de forma radical los procesos metabólicos de la planta, como el etileno o más recientemente el ácido jasmónico. El primero es utilizado ampliamente en agricultura y horticultura general a través del ácido 2-cloro-etil-fosfónico que libera etileno, gas natural que dispara el proceso natural de maduración, que puede llegar a acortar un tercio el tiempo que normalmente dura este ciclo. Podemos encontrar el método de aplicación en diferentes direcciones de internet.

El ácido jasmónico, aún en fase de investigación, parece intervenir en el sistema endógeno defensivo de la planta, produciendo un estrés biótico “artificial” que estimula los mecanismos de defensa, incrementando de forma notable la producción de resina y sobre todo, de los agentes aromáticos contenidos en esta. El efecto directo de una aplicación continuada en el cannabis al final de la floración es un significativo aumento de la velocidad de maduración provocada entre otros factores por el aumento de la velocidad metabólica general del espécimen.

Mediante cualquiera de los sistemas anteriores podremos, ya sea en interior como en exterior, adelantar de forma significativa el momento óptimo para la cosecha, pero al observar las plantas podremos apreciar que un mismo individuo no madura de forma uniforme. De hecho, es frecuente ver ejemplares incluso sobremadurados por su parte superior que aun están formando cogollos en las ramas inferiores a las que llega poca luz.

Otros parámetros también intervienen, como por ejemplo la velocidad con la que está lista la parte de la planta que mira siempre al sol con respecto a lo que tarda por la otra cara que recibe más sombra. También un posible estrés radicular localizado, es decir, en un solo punto de las raíces,  puede provocar una maduración sectorial o selectiva dentro de la misma planta. De cualquier forma, los mismos procesos naturales hacen que la planta no madure de forma homogénea.

Mas al contrario, y sobre todo en plantas altas de interior, podremos observar claramente como la planta va estando lista por partes, primero el cogollo central o puntas superiores, luego los de las ramas secundarias, y por último las inferiores.

Si cosechamos la planta entera, estaremos perdiendo producción para empezar, potencia para seguir y por último, homogeneidad en los posteriores colocones, dependiendo el tipo de psicoactividad de la parte de la planta de la que procede el cogollo. Así que está bastante argumentado el hecho de que la planta debe ser cosechada por partes, recogiendo los cogollos maduros mientras dejamos los que aún no están en su punto. Normalmente, después de quitar los superiores, el resto recibe algo más de luz, engordando y produciendo resina. Los últimos de las ramas inferiores habrán producido algunas flores más así como resina, siendo de esta manera aprovechables para la fabricación de hachis mediante lavado (ice – o – lator u otros) o psicomantequilla.

Saludos y felices y prosperas cosechas…

 

 

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