Segunda parte del artículo sobre los adulterantes presentes en las drogas. Leer 1ª parte.


Manitol:
Ampliamente utilizado en la dilución de gran parte de las drogas más consumidas, así como en clínica, alimentación, etc. Es un azúcar que se añade únicamente con la intención de que la muestra gane peso y que reporte, por tanto, mayores beneficios económicos. Como señalan Sánchez Escribano y colaboradores, tiene un efecto diurético y está contraindicado en casos de insuficiencia cardiaca, hipertensión grave y edema de pulmón, cuadros que, se da el caso que coinciden con la sintomatología producida por la cocaína o con algunas de las reacciones adversas asociadas al consumo de heroína. No obstante, en términos generales los riesgos asociados a su consumo como sustancia de corte parecen poco significativos, como sucede, de hecho, con el resto de los azucares utilizados como diluyentes.

Glucosa:
Se trata de otro azúcar utilizado tanto por la industria farmacéutica como por los narcotraficantes ilícitos. Sánchez Escribano y colaboradores mencionan que es un excipiente de declaración obligatoria debido a que su consumo puede resultar peligroso en personas aquejadas de diabetes.

Lactosa:
Suplemento nutricional, excipiente farmacéutico y corte habitual de varias drogas prohibidas. En el mercado legal es también un producto de declaración obligatoria debido a que existen sujetos intolerantes a la lactosa, especialmente entre los niños y adolescentes.

Yeso:
El sulfato cálcico aparece como diluyente o carga (añadido de peso) en drogas como la cocaína o el speed; y como aglutinante en los comprimidos de MDMA (pues, una pasti hecha sólo de éxtasis se desharía fácilmente). Su consumo vía oral carece de significación toxicológica reseñable, sin embargo, puede ser perjudicial cuando se utiliza la vía esnifada y muy perjudicial en el caso de la intravenosa.

Talco:
Los análisis de laboratorio no suelen detectarlo más que de forma puntual o anecdótica. En cualquier caso, lo dicho para el yeso le sería perfectamente aplicable.

Impurezas y subproductos de síntesis.
Las impurezas y los subproductos de síntesis son sustancias que suelen acompañar a la droga principal, sin que hayan sido añadidas, proceden de la materia prima o son derivados del proceso de síntesis o de la descomposición de la sustancia.

Benzoato de ecgonina:
Es uno de los productos generados durante el metabolismo de la cocaína. También se puede formar por degradación química (calentamiento hasta crack) de la cocaína. Aunque el organismo apenas lo asimila por inhalación, y por ello no se considera psicoactivo, su entrada en la sangre (p.ej. inyección) produce efectos de psicoactividad y toxicidad similares a los de la cocaína. En principio, su toxicidad debe ser considerada como similar a la de esta última sustancia (tomado del Informe Cocaína 2001-2005 de Ailaket!).

Ecgonina:
Es un producto de descomposición de la cocaína que no tiene propiedades psicoestimulantes, sino sólo de anestésico local. Algunos compuestos de esta familia pueden producir taquicardias, dilatación de pupilas, etc. (tomado del Informe Cocaína 2001-2005 de Ailaket!).

Butilglicol metil éter:
Disolvente industrial empleado en la elaboración de pinturas. Probable contaminante del disolvente volátil (dietil éter) empleado para la extracción de cocaína. Es irritante tras exposición prolongada. No presenta toxicidad aguda importante (tomado del Informe Cocaína 2001-2005 de Ailaket!).

1-Metil-bencilamina (clorhidrato):
sustancia irritante de moderada toxicidad por ingestión oral. Su dosis letal en ratas es de 62mg/Kg. Hallado en algunas muestras de speed, es un compuesto que puede ser considerado como moderadamente peligroso, aunque no en las cantidades detectadas (tomado del Informe Speed 2001-2005 de Ailaket!).

Etilenglicol:
Anticongelante y disolvente orgánico. Toxico por depresión del sistema nervioso central, llegando a provocar vómitos, daños renales, o fallos respiratorios. La dosis letal en humanos es de 1,4 mg/Kg. (tomado del Informe Éxtasis 2001-2005 de Ailaket!).

1-Feniletilamina:
Sustancia irritante de moderada toxicidad por ingestión oral. La dosis letal en ratas es 62mg/Kg. (tomado del Informe Éxtasis 2001-2005 de Ailaket!).

Contaminantes.
Los contaminantes aparecen en las muestras del mercado ilícito pero no han sido añadidos voluntariamente por los productores y traficantes. Pueden ser de dos tipos: bióticos y abióticos.

Bióticos:
Hongos y bacterias procedentes de la falta de asepsia en la producción y comercialización de las drogas ilegales. Algunos pueden tener una significación toxicológica reseñable, fundamentalmente cuando las sustancias se consumen vía inyectada.

Abióticos:
Metales procedentes de una deficiente manufactura, almacenamiento o manipulación del producto. Les sería de aplicación lo dicho en el caso de los contaminantes bióticos.

Conclusión
Revisada con cierto detenimiento la significación toxicológica de los adulterantes y diluentes más frecuentemente empleados por los traficantes de drogas prohibidas, nos encontramos, como ya apuntamos en la introducción de este artículo, que, en líneas generales, su consumo no supone un riesgo reseñable para la salud del usuario. En consecuencia, se puede afirmar que las probabilidades de sufrir una reacción adversa asociada al consumo de drogas guardan más relación con las propiedades tóxicas de tales drogas que con los productos de corte que las suelen acompañar. Ahora bien, dicho esto, el carácter cambiante del mercado ilícito y su desorbitada capacidad para introducir sorpresas agradables y desagradables da lugar a que a esta regla general puedan escapar notables e importantes excepciones. De tal manera que puntual o anecdóticamente es perfectamente posible que circulen partidas que, ahora si, pueden representar un serio peligro para los consumidores de drogas. Unas veces porque contienen cantidades demasiado elevadas de los mismos adulterantes que suelen utilizarse de forma habitual y otras porque llevan consigo productos mucho menos habituales pero bastante más tóxicos. Este sería el caso, por ejemplo, de las legendarias pero reales partidas de heroína adulteradas con estricnina en los años 70 y 80 o de las más recientes muestras de cocaína mezclada con atropina o de las, en ocasiones letales, pastillas de éxtasis con PMA. Así es que, aun cuando, desde un punto de salud pública, en nuestro país el panorama de la adulteración de las drogas ilegales no parece ser especialmente preocupante y peligroso, también es cierto que los riesgos potenciales están ahí y que, dadas las características intrínsecas del narcotráfico, cabe entender que existe la posibilidad de que, en el momento más inesperado, pudieran pasar de ser potenciales a convertirse en preocupantemente reales. Huelga decir que este es un problema sanitario que quedaría solucionado de un plumazo si el Estado se ocupara de controlar de algún modo la composición de las sustancias psicoactivas que consume la población. Nada parece indicar, sin embargo, que tal cosa vaya a suceder en el futuro más inmediato, de modo que, al usuario realmente preocupado por evitarse sustos y disgustos asociados a la calidad de lo que consume, por ahora no le queda más remedio que tratar de hacerse con buenos camellos y recurrir, cuando lo estime oportuno, a los servicios de testado y análisis de sustancias que de forma desinteresada ofrecen algunas asociaciones de todos ya conocidas.

Este artículo corresponde al Capítulo 8 del libro ¿Sabes lo que te metes? Pureza y Adulteración de las Drogas en España. Hidalgo,E. 2007, Ediciones Amargord, Colección psiconáutica nº 7.

Bibliografía

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DURÁN, R.: Contaminación fúngica en muestras ilícitas de drogas. Tesis de Licenciatura, Facultad de Ciencias, Universidad de Córdoba, 1988.
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INSTITUTO NACIONAL DE TOXICOLOGÍA. Sección de drogas. Memorias 1994 –  2006.
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