Trichocereus en flor

Sobre los efectos del san Pedro dice el especialista Anthony Henman: “Es un sentimiento de bienestar, un poco como el éxtasis, de mucho amor para todo el mundo, y una actitud muy positiva ante la vida”. Asegura que nunca ha visto a nadie con un mal viaje de san Pedro: “la mescalina puede ser fuerte pero es una cosa muy segura” (Henman 2007). Nunca ha muerto nadie de sobredosis de mescalina o de san Pedro a pesar de que una persona tomó dos gramos de mescalina pura (Berger 2004). Experimentos hechos con animales han mostrado una D.L. 50 (Dosis Letal en el 50% de los casos), de 100 miligramos de mescalina por kilo de peso del animal.

Una mujer europea nos contó el uso medicinal que hacía del cactus Trichocereus peruvianus (como le llaman los botánicos a una de las variedades o especies). A esta mujer se le había muerto un familiar muy querido, pero le resultaba imposible llorar porque tenía un bloqueo emocional, de modo que decidió tomar San Pedro para liberar sus emociones y pasar el duelo, de lo contrario –nos dijo- me va a salir un cáncer o algo malo. Tras ingerir la pócima mescalínica se produjo la catársis: liberación de tensiones y emociones, hipersensibilidad, expansión de la consciencia y finalmente –tras doce horas de viaje psiquedélico– renacimiento espiritual, paz, tranquilidad y serenidad.

Mucha gente ha intentado tomar san Pedro pero su sabor muy amargo y la consistencia gelatinosa de su cocimiento les ha echado para atrás. Estos problemas pueden ser esquivados gracias al nuevo método de preparación del san Pedro, ideado por Anthony Henman.

SAN PEDRO PARA CINCO.

Cada ejemplar de san Pedro tiene una cantidad distinta de mescalina, por lo que las cantidades pueden variar bastante: entre diez y cincuenta gramos de tejido verde seco por persona. Tomando como media 300 gramos de tejido verde fresco, que tras secarse se reducen a solo 20 gramos, tendríamos unos 300 miligramos de mescalina que serían suficientes para un viaje intenso emocionalmente, aunque no siempre produzca visiones. Tomar diez veces más cantidad produce un efecto solo un poco más fuerte. Lo importante es llegar a ese mínimo de 300 mg de mescalina, que algunos autores elevan a 500 mg –medio gramo- para un viaje intenso (Ott 2000). Para evitar problemas estomacales y digestivos hay que seguir una serie de pasos.

1-    Congelar y descongelar. Se pesa el tejido verde seco de san Pedro hasta alcanzar los cien gramos (que equivaldrían a 1500 gramos de cactus fresco). Se mete en el congelador y al día siguiente se saca a un plato y se espera a que se descongele. Así se rompe la dura estructura celular del cactus. Una vez descongelado se pone a cocer en un cacharro con agua.

2-    Cocer a fuego medio durante unas dos horas, tanto si es cactus fresco como seco, o pulverizado. Si no se ha congelado y descongelado hay que cocerlo varias horas más.

3-    Licuar y colar. Tras apagar el fuego y una vez que se ha enfriado, se mete en una licuadora para romper las duras fibras del cactus. Luego se cuela. Este paso se puede saltar si el material de partida es tejido verde seco molido, en polvo.

4-    Reducir el volumen de líquido: Se pone al fuego hasta que el líquido se reduzca por evaporación y pueda entrar en una botella de tres cuartos de litro. Una vez reducido se podría beber si se filtra varias veces a través de un colador de tela, de los de café, pero quedan unos últimos pasos que lo hacen más digerible.

5-    Reposar y fermentar. Se echa el caldo en una botella y se tapa. A los dos días se le quita el tapón a la botella y se oirá salir el gas generado por la fermentación. Se vuelve a cerrar la botella y cada dos días se repite la operación hasta que ya no salga gas, “hasta que deje de echarse pedos”. No conviene agitar la botella porque por decantación se irá separando el líquido rico en mescalina, que flotará en la parte superior, y la parte vegetal gelatinosa que reposará al fondo de la botella.

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6-    Separar y reducir. Para sacar el líquido de la botella sin agitarla, lo mejor es meterle una sonda o tubito de plástico o pequeña manguera y tras aspirar dejar que vaya por el tubito hasta otra botella situada más abajo, como se hace para trasvasar gasolina de un tanque a otro. Al final tendremos la antigua botella con la pasta gelatinosa, y la nueva botella solo con el líquido rico en mescalina. No hay más que verter éste líquido en un cazo y calentarlo a fuego lento hasta que quede reducido a cinco chupitos o hasta la casi completa evaporación del agua, en cuyo caso tendremos una pasta negra: alquitrán de mescalina, que algunos secan pulverizan e introducen en cápsulas de gelatina (de venta en farmacias y tiendas de productos químicos y material de laboratorio, donde también se venden sondas de plástico para goteros).

RECETAS DE COCINA CON SAN PEDRO.

Barton (1994) recomienda cortar en tiras la capa verde del cactus y aderezarla con sal, zumo de limón y cilantro picado. ¿Alguien se podrá comer eso? Según Barton es su receta favorita por lo fácil que es de preparar, no dice nada del sabor. La ensalada de san Pedro es fácil de preparar: cien gramos de tejido verde troceado, dos cucharadas de vinagre de sidra y se deja macerar en la nevera una hora. Se puede añadir perejil picado al gusto.

SAN PEDRO FRITO.

Los trozos de tejido verde seco de san Pedro se pueden freir a fuego medio hasta que los bordes se doren y salgan pequeñas ampollas marrones en su superficie. Salar un poco. Dice Barton que el contraste entre el exterior crujiente y el interior gelatinoso es bastante agradable.

SAN PEDRO AL VAPOR.

Sofreír el tejido verde seco troceado. Con aceite de oliva, un diente de ajo y media cebolla picada, mantened la sartén tapada a fuego medio-suave unos diez minutos. Conviene agitarla para que no se pegue, luego se destapa y se cocina otros quince minutos hasta que el jugo se haya evaporado parcialmente y el cactus esté ligeramente dorado. Así se reduce el volumen de cactus por evaporación de su contenido acuoso. Es según Barton la receta con mejor sabor. El amargor queda reducido pero nunca eliminado.

SOBRE LA POTENCIA DE LOS CACTUS.

Muchos libros sostienen erróneamente que los cactus cultivados en Europa tienen niveles muy bajos de mescalina (como Berger 2004). Eso será en el norte de Europa, porque el desierto de Almería y en general toda la costa mediterránea tiene un clima ideal para cultivar las distintas especies o variedades de lo que se conoce genéricamente como “San Pedro”. Henman asegura haber recolectado un cactus san Pedro en La Torrassa (Barcelona), que resultó de efectos tan potentes como cualquiera de los que había probado en el Perú. Lo encontró en un terreno abandonado, donde nadie le daba ni agua ni abono y a pleno sol, estaba casi cayéndose. Parece ser que es la sequía prolongada y una situación de estrés lo que hace que los cactus produzcan más mescalina. Si esta teoría se confirma lo importante no sería que el cactus fuera pachanoi o peruvianus, más bien lo necesario sería un año de sequía completo antes de cosechar el cactus. Aguanta bien la sequía, el frío, incluso bajo cero y la humedad (no se pudre fácilmente), es mucho más resistente que el peyote. Los análisis hechos hasta ahora parecen confirmar la teoría de Henman: el pachanoi seco dio de 0,1 a 2,375% de mescalina, mientras el afamado peruvianus solo alcanzó un 0,82% (Pardanani 1977). Estos datos son incompletos porque nunca indican si se analizaron los cactus tras un largo período de sequía o no, ni tampoco su edad o que parte del cactus analizaron: ¿todo o solo el tejido verde seco?. Lo que si se sabe es que la mescalina encerrada en el cactus No caduca, se logró detectar en un peyote reseco encontrado en una tumba de unos mil años de antigüedad (Ott 2000). Un kilo de san Pedro seco serviría de materia prima para extraer en laboratorio entre tres y doce gramos de mescalina pura (Gottlieb 1977). Hay quien ha hecho bioensayos psiconaúticos con tejido verde seco de pachanoi pulverizado: con dos a cuatro gramos se siente una suave estimulación que dura de seis a ocho horas, funcionando como un auténtico tónico. Con 5 a 6 gramos además del efecto tónico se siente empatía, mientras 10 gramos del polvo dan un efecto claramente psiquedélico aunque con pocas visiones, pero muy emotivo (Rätsch 2005).

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Por especies los pocos análisis hechos darían estos datos:

Trichocereus pachanoi: 0,1% a 2,375% de mescalina del peso seco del cactus.

Trichocereus peruvianus: 0% a 0,82%

Trichocereus puquiensis: 0,11% a 0,50% Cuatro análisis en Ayacucho, Perú (Serrano 2008)

Trichocereus cuzcoensis = schoenii: 0,14% a 0,22% (Serrano 2008).

Trichocereus bridgesii: En Bolivia se dice que esta especie es usada de forma tradicional por los nativos, y también por los jóvenes de la capital, La Paz, “por sus efectos estimulantes sobre la psique” (Rätsch 2005). Hay quien dice –sin aportar cifras de análisis- que tiene “más o menos el mismo contenido de mescalina que el T. pachanoi” (Berger 2004). Su aspecto exterior es muy similar al peruvianus.

Según Henman pachanoi, peruvianus y cuzcoensis serían igual de potentes y alcanzarían un mayor porcentaje de mescalina si son expuestas a pleno sol y un año de sequía completo antes de la cosecha. La principal diferencia sería que el pachanoi tiene espinas cortas (y en la variedad cultivada carece de espinas), mientras el peruvianus muestra unas grandes, duras y puntiagudas espinas. La familia Trichocereus está formada por más de 80 especies, de las cuales 30 dieron positivo en mescalina pero solo 5 tienen cantidades apreciables y hasta ahora aun no se han estudiado todas. Lo demás sería mitología y leyendas urbanas.

REFERENCIAS.

Barton, Steve. 1994 http://www.erowid.org/plants/cacti/cacti_preparation2.shtml

Berger, Markus. 2004. Cactus enteógenos. Ediciones Cáñamo. Barcelona, página 222.

Gottlieb, Adam. 1977. Peyote and other psychoactive cactus. The 20th. Century alchemist. USA.

Henman, A. 2007. Cáñamo 120 diciembre: Anthony Henman y el San Pedro bendito.

Ott, J. 2000. Pharmacotheon. Los libros de la liebre de marzo. Barcelona, 2ª edición.

Pardanani y McLaughlin, 1977. Cactus Alkaloids XIX. Mescaline and related compounds from Trichocereus peruvianus. Lloydia 40(6): 585-590.

Rätsch, C. 2005. The encyclopedia of psychoactive plants. Ethnopharmacology and its applications. Park Street press. USA

Serrano, Carlos. 2008. Citado por The Entheogen Review nº3. La revista enteógena desapareció. “Avances en la Fitogeografía química del género Trichocereus en el sur de Perú. Quepo 22: 29-35.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.