Segunda parte del artículo dedicado al banco de semillas The Real Seed Company. Leer primera parte.

marijnepali

 

En la tercera gama de precios tienen dos tipos más, la Malana y la Libanesa, a 13’75 librongas las 5 semillas, 27’50 las 12 y 55 las 25. La Libanesa de esta banda procede del Valle de la Bekaa; sobre la fama de máxima calidad del celebérrimo hachís libanés rojo supongo que no hace falta hablar (pero añado de mi propia experiencia que su color más que rojo es corinto y que su fumada se caracteriza, entre otras cosas, por dejarte la boca seca como la suela de una alpargata); las plantas, de porte “bastante compacto”, se ponen rojizas con el frío y producen “un delicioso hachís especiado de superior potencia, con aromas a cedro y pino” que, recolectado en septiembre (con la planta “rubia”) es más áspero y activo; y en octubre (con la planta “roja”) es menos lijagargantas y más sedante.

La “vigorosa y productiva” Malana Cream viene de los inaccesibles riscos de Himachal Pradesh en el Himalaya indio, a 2.500-3.000 metros de altitud (¡toma ya!) entre los valles de Kullu y Parvati y produce un afamado charasazo denominado “bomba de resina” y “champagne del hachís”. Plantada en suelo pilla 2-3 metros de alto, con cogollos “intensamente aromáticos que gotean resina a lo bestia” y producen un charas “con aroma a mango, malta y fruta demasiado madura” que aporta en dosis bajas un moco “vertiginoso, brillante y cerebral, muy sociable” y “psicodélico, con alta alteración mental” en altas.

La gama más cara (nada preocupante) incluye las Kerala y Highland Thai (a la segunda la dejo para el final) a 17’49 librocas las 5 semillas y a 35 las 12 (en ésta no hay paquetes de 25). La Kerala viene de los trópicos del suroeste de la India, a altitudes de 1.700-2.100 m, y parece haber intervenido bastante en los años 70 en la creación de las líneas Haze californianas. No pasa de 2 m de alto, con hojas “estrechísimas y parecidas a las del bambú” (muy camuflable, pues), se cosecha entre diciembre y ¡febrero!, florece “con cogollos por todas partes” que al final toman color dorado y fuerte aroma mentolado. Esta la fuman en su origen tal cual y proporciona un subidón “creativo, refinado, marchoso y energético, pero sin riesgo de paranoia”.

Parecen haber descatalogado hace poco otra modalidad, la Highland Lao (laosiana verde fosforito, de colocón “intenso pero no taquicárdico” e inusuales fotoperiodos para indoor). Y a la Sheberghan (del norte de Afghanistán, alcanza 2-3 m, produce resina “como una loca” y charas de la más alta calidad, con distintivo tono burdeos, aroma “a junípero y cacao” y “lujoso efecto de lo más decadente, ensoñador y potente, de gran potencial medicinal”) la reservan ahora para regalitos porque se les ha pasado un poco de fecha.

Esta vez no acabo el reportaje con el inevitable Mix porque dejo lo más rompedor para el final. Eso sí, el Thai Mix viene en dos tamaños, de 5 y 10 semillas (a 7’5 y 15 libroncias), y de ellas lo más que sabrás es que son sativazas de floración entre larga y extra-larguísima, que pueden venir de Thailandia, Laos o Birmania y que te puede salir de todo (incluyendo alguna posible planta madre de escándalo).

Y ahora ataos los machos, que si lo que habéis leído parecía la releche, lo que viene roza lo termonuclear.

Porque tienen otra que le da miedo hasta a un kamikaze del emporre como yo (qué coño, pánico), la Highland Thai, pues me parece que sería la más parecida posible (si no la misma) a la legendariaThai Zapphire, que sólo se conseguía vía esquejes en crípticos nucléolos cercanos al personal de los muy ultrapuristas Zenith Seeds… hasta que dejaron morir a la madre (y no se lo perdono). De la Highland dicen que procede de las tierras altas entre el norte de Thailandia y Birmania, alcanza más de 3 m de altura plantada en la madre tierra (en tal caso produce entre uno y dos kg en seco por planta/árbol), con curiosa estructura asimétrica y cogollos con aroma a musgo y limón (en el 50% de plantas se ponen violeta-morados) y, como buena sativaza purísima asiática, hay que cosecharla entre fin de diciembre y… ¡febrero!

Y si es la que creo que es hay que tener máximo cuidado con ella porque sería una de las dos más cruelmente letales, inhumanas y pasadas de rosca que he fumado en todita mi larga, dura, fructífera e intensa trayectoria de piloto cannábico de pruebas (la otra fue en Rusia, pero no nos salgamos del tema). Los del Banco advierten que es una exageración porque su efecto es tan explosivo que puede producir caos mental, paranoia, caídas de tensión arterial, sofocos, taquicardia y alucinaciones. Yo, que soy de los muy poquísimos que han cultivado la Zapphire, añado que, si es la que me temo que es, suelta un brutal jumeo embriagador a selva que coloca sólo con olerla en la maceta, sabe o a chorizo de Pamplona o a avellana tostada, fumada pura arrea un criminal estacazo radiactivo en toda la cocorota que unas veces cae en lo enteógeno-iluminatorio y otras, más que al del LSD o las rulas recuerda ¡al de la heroína! y, además de dejarte el cuerpo como un chicle, puede incluir también un horrendo punto afrodisiaco-pornográfico-guarro-putero que te pone salidorro predio como una perra callejera en la cúspide del celo. Produce más bien poco, es tan sativísima que hay que atarle las ramas para que no se tronchen porque son muy frágiles y vigilarla a tope porque las plagas se la devoran, pero su hachís es lo requetemejor que hay para ir de concierto pues verás la actuación en pleno viaje astral-orbital pero te enterarás a la perfección qué tocan juntos y por separado la guitarruqui, el bajo, la batera, el teclao…

Los del Banco dicen que es una variedad muy rara, difícil de conseguir y en cierto peligro de extinción (crece en una zona muy, muy chunga al margen de las leyes de la humanidad que lleva en guerra al menos tres milenios… si no lo creéis, ved ”Rambo 4”), por lo que sólo la venden en paquetes de 12 semillas (a 35 esterlinánganas) y añaden que comprarla incluye la responsabilidad moral de sacarle semillas y esquejes para repartirlas/os y que no desaparezca.

Y para acabar ¡caña burra! Esta gente incluye la oferta más  increíble que he chanado en toda mi carrera de cibernavegante de semillas y Bancos por Intenné (y dicen que en eso soy uno de los mejores de España, y en cuanto a horas invertidas quizá el primero): el Jungli Three Pack, con ¡300 semillas de tres tipos, debidamente rotuladas, por 40 libras! (¿Queeééééé??!).

La jugada requiere explicación, tras jurar por todos mis muertos y mis vivos que lo comprobé todo varias veces no fuera que a las –muchas- drogas que me he metido en la vida les hubiera dado a todas la vez por meterme un flashback conjunto. Resulta que los del Banco afirman que estas semillas re-salvajes, oriundas de las junglas de las laderas del Himalaya, tienen unas tasas de germinación y supervivencia tan bajas que venden 300 a ese precio para que a quien las compre le salgan al final unas cuantas plantas, y gracias. O mejor dicho árboles, ya que si crecen en huerto pueden alcanzar hasta 4 m de altura.

Son tan variadas y con acervo genético tan amplio que tras  cosechar una puede salir espídica, otra triposa, otra pastilloide, otra multiuso, otra agilipollante… con exóticos sabores y aromas de lo más complejo (pero, en algún caso, con cierto toque rudo y raspón de toser los bofes). Fácil que, controlando guay las fases de germinación e inicio de crecimiento a base de abonos y bioestimuladores de los bien buenos y caros (Thrive Alive B1 Rojo deTechnaflora, Root Excerulator y Multi Enzyme de Van de Zwaan, Amino Root y CalGreen de Metrop, vitamina B1 Benerva, Hesi Vit… junto al abono foliar por excelencia, el Hemplex de los españolesTrabe) y, ya puestos, añadiendo buena iluminación (como lasT-Neon de 6.500ºK y 9.000ºK –Ultravioleta A de bajo espectro- de los franco-belgas Secret Jardin) aunque funciones en exterior, lo suyo sería que lograras sacar adelante bastantes (y que tengas toda la suerte que mereces, coleguita). Con el puntazo de que las que salgan con vida deberían ser acojonantes para funcionar luego en condiciones de jodía guerrilla extrema.

Las susodichas 300 proceden de Nepal y los valles de Kumaoni y Kullu, bienclasificaditas por tipos. ¿Se os ocurre algo aún más interesante, piltrafillas?

Me auto-adoro. Con un ordenata con Internet en las manos soy tremendo.

 

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