Fabricación de ladrillos de cáñamo a gran escala

Por David Hurtado

Introducción

En los anteriores capítulos tratamos de forma muy sencilla los ladrillos artesanales a mano y con más profundidad aquellos realizados con maquinaria artesanal. Pues bien en este trataremos sobre su fabricación a gran escala, algo que podría ser viable si el cáñamo pasa a ser la materia prima principal alternativa al petróleo para desarrollar numerosas industrias y elaborar gran cantidad de productos, en un escenario mundial de aumento de población pero con escasez de recursos naturales.

Francia a realizado un avance enorme en la bioconstrucción con cáñamo, de manera que otros gobiernos viendo el interés mediático y el creciente aumento de demanda de métodos alternativos para todas las industrias, llevaron esta tecnología sostenible a sus países a pequeña escala local para comprobar sus bondades.

El ejemplo de la población de Suffolk, ya mencionado en los otros capítulos, no fue solo el importante proyecto empresarial de la cervecera, sino también un ensayo en innovación sobre construcción sostenible con el objeto de crear viviendas sociales a precios competitivos.

Una parte muy interesada en desarrollar este estudio fue la Suffolk Housing Society, San Edmundsbury Borough Council, la corporación de la vivienda, el HAPM – Housing Association Performance Management (asociación para el estudio del rendimiento de viviendas de Irlanda), la empresa francesa productora de cáñamo Chenevotte, y HL2 que es una gran empresa del Reino Unido, única productora de cal hidráulica.

El seguimiento de la investigación comparada entre las viviendas de cáñamo y las de ladrillo macizo convencional, fue encargado al BRE Building Research Establishment y costeado en 60000 £ como subvención por la Corporación de la Vivienda e Innovación para las buenas prácticas constructivas.

Las viviendas fueron construidas en régimen de protección oficial, dentro de un programa de inversión de más de 1 millón largo de libras, en casas de interés social para miembros de la comunidad con menor renta.

El objetivo del estudio fue un análisis termográfico basado en la captura de imágenes de infrarrojo sobre las partes delanteras y traseras de las viviendas de ambos tipo. De este modo se pudieron comparar las perdidas energéticas a través de las paredes ventanas y puertas, por lo que facilitó datos para valorar la conductividad térmica de ambos materiales y a su vez encontrar posibles fallos como zonas de fugas.

Aunque en un principio parece ser que ambas construcciones, de ladrillo y cáñamo, mostraban ligeras diferencias en las fotografías, el análisis de consumos para calentarlas durante el invierno arrojó un valor mayor para las primeras, resultando que las paredes exteriores de cáñamo retenían mejor el calor que las de mampostería y por tanto una mejora significativa en la inercia térmica.

Por otro lado frente a la permeabilidad al agua ambas construcciones presentaron resistencia completa aunque las de cáñamo mostraron menor facilidad para generar condensación de humedades.

Los materiales renovables como el cáñamo requieren de un uso menor de energía para ser producidos así como también el coste de su reciclado al demolerlas que también es importante a tener en cuenta respecto a las de ladrillo y hormigón. Aunque los costes de construir con cáñamo son en torno a un 10% mayores, de momento, el balance neto teniendo en cuenta todos los factores es positivo. Una casa tradicional posee un coste de £ 478 metro cuadrado, mientras que una de cáñamo esta £ 526.

La normativa europea para viviendas, estima en sus requerimientos del código técnico que para el 2020 las viviendas posean un consumo de energía como mínimo nulo.

Por eso el gobierno de Inglaterra pretende investigar al máximo para lograr hacer viables un millón de viviendas ecológicas en el transcurso de una década.

Por tanto, la diferencias de costes podría reducirse significativamente entre ambos tipos, si se apoya adecuadamente al cáñamo desarrollándolo a una escala comercial que abarate costes.

Australia está avanzando mucho en bioconstrucción con cáñamo y podría lograr resultados a corto plazo puesto que está incrementando su producción de cáñamo mientras que Irlanda, que muestra gran interés en esta iniciativa de construcción de viviendas sociales a bajo coste, ve frenada su motivación por su menor potencial agrícola. Es vital por tanto que las construcciones de cáñamo sean una consecuencia de la abundancia productiva de esta materia prima a nivel local en cada uno de los países interesados en innovar en esta línea, evitando las importaciones a toda costa.

Queda claro que las construcciones de cáñamo ofrecen un mejor confort y algunas ventajas, pero sobre todo un claro avance en la reducción de costes energéticos para su fabricación, algo que es estratégico para los gobiernos ante el futuro escenario de la escasez de petróleo.

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Un buen ejemplo de futuro es el que vive ya Brasil en el presente y su gobierno ha abordado el grave problema de vivienda recurriendo a los ladrillos de tierra “Ecológicos” puesto que el cáñamo no posee legislación aún y porque representaría unos costes muy difíciles de asumir. No obstante cabe señalar algunos datos de este caso porque nos sirven para analizar en que medida sería viable el cáñamo a gran escala comparándolo con un material noble y barato como la tierra arcillosa, pero con este marco de referencia de un gigante como Brasil

Para hacernos una idea, el hormigón armado posee una conductividad térmica de 1,63 W/ m·K, el cáñamo puro 0,048 y el ladrillo de tierra del ejemplo en torno al 0,7

El déficit de vivienda que vive esta nación y el daño que puede provocar al medio ambiente construir de forma convencional en función de esta brutal demanda, llevaron al gobierno brasileño de Lula da Silva a rescatar la tierra como material constructivo en forma de ladrillos para viviendas sociales en las favelas de Río de Janeiro y otras zonas conflictivas socialmente.

El color terracota de la tierra con la que se han levantado permiten diferenciar cuales han sido de obra nueva, impulsados por el ingeniero civil y profesor de UFRJ, Francisco Casanova, principal estudioso de este material.

Precisamente, explica como este material originario del ancestral Egipto fue utilizado en Europa en tiempos de guerra y posguerra por la población más pobre, pero hoy en día se ha rescatado añadiéndole valiosas aportaciones técnicas como aditivos, compactadores especiales y en general mejoras que aumentan su resistencia y la calidad finales. “Está todo muy avanzado en relación al pasado”, dice textualmente. Este ingeniero también está implicado en otra parte importante de la vivienda sostenible, las tejas de material vegetal.
Estos ladrillos sociales brasileños son al 50% tierra con un 15-20% de arena y tan sólo un 10% de cemento portland, logrando un ahorro de hasta el 30% del coste total de la vivienda y sin valorar el suelo edificable, muy abundante en Brasil. El ingeniero Casanova, cuando fue entrevistado se permitió bromear al respecto con esta ironía, y es que en verdad, a diferencia de Europa, aquí no es el eje central del problema económico de las viviendas.

Pues bien, estos ladrillos al no ser horneados reducen un 90% las emisiones y el gasto de energía en su fabricación, incidiendo sobre la deforestación, puesto que Brasil produce mucho biocombustible usando cultivos energéticos, que en este caso de ahorra.
El fabricante de este ladrillo Miguel Ángel Lasa, cuya fábrica está situada al norte de Río de Janeiro, ha diseñado un sistema de mezcla y prensado que optimiza el trabajo enormemente.

Teniendo en cuenta que la tierra sobra, que 1 metro cúbico tiene un coste de 5,55 dólares en total puesto en fábrica, y que además se le agrega triturado de demoliciones, el resultado es, una mezcla muy económica de tierra, escombro, arena, cal y cemento portland que con agua y aditivos cohesionantes da como resultado un ladrillo prensado ( 90% del volumen total del molde ) resistente, de calidad y muy barato. Además, el fabricante indica que poseen buen aislamiento térmico con temperaturas exteriores de 37 grados y con 30 cm de grosor de muro, ya se logra también aislamiento acústico suficiente para amortiguar hasta 56 decibelios.

Los ladrillo tan sólo necesitan asentar durante 14 días tras haber sido humectados por inmersión. Quienes han visitado la fábrica describen un agradable olor a tierra mojada. Lasa reconoce que el material utilizado disminuye los costes de construcción, y que sólo se emplea cemento puro en las vigas de la estructura, pero es que además los orificios que poseen, también ahorran en la instalación de tuberías de saneamientos y electricidad al evitar que se tengan que picar las paredes.

Como tienen un acabado bonito con tan sólo barniz o resina lucen suficiente como para prescindir de cargas de revoque o pinturas, por lo que la demanda está aumentando incluso para casas de lujo y hoteles entre consumidores adinerados pero concienciados.

Si a esto le sumamos el ahorro de hierro y alambres se llega al límite máximo, respecto al método convencional de construcción.

Su uso masivo para viviendas comunes a nivel nacional aún tiene los obstáculos insalvables de los lobbies políticos de la construcción, de gran poder en Brasil.

Cabe señalar que Brasil que cuenta con una población muy joven dentro de sus 194 millones de habitantes, produce 50 millones de toneladas de cemento del cual el 70% es para “autoconstrucción” o como se le ha llamado, “construcción hormiga”.

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Si se quisiera cubrir la demanda nacional con ladrillos ecológicos sería necesario producir 10 millones de ladrillos al año y eso que las fábricas no dan abasto, y no digamos ya teniendo en cuenta que el déficit de vivienda en Brasil es ni mas ni menos que de 7,2 millones.

De lo expuesto se obtienen valiosas conclusiones para el modelo del cáñamo, que también posee un método de fabricación a gran escala sencillo por prensado, como el ladrillo de tierra, y a pesar de que las condiciones climáticas y sociales son diferentes en Brasil, el aislamiento es igualmente necesario tanto contra el calor como contra el frío por lo que es perfectamente válido como trasfondo.

Si tenemos en cuenta que Europa tenía en el año 2010 unos 501 millones de habitantes, pero con tasas menores de crecimiento demográfico y una población envejecida, la demanda de vivienda no obstante, es muy diferente. En España era necesario cubrirla y de haber seguido un modelo de referencia como el Brasileño abaratando su coste e impidiendo la especulación y el uso de la vivienda como elemento de inversión, no se habrían producido los impagos ni los 300000 desahucios que se han ejecutado.

Volviendo al cáñamo, para que esta opción de vivienda lograra implementarse a nivel Europeo, primero sería necesario aceptar la especie del Cannabis sativa L. como fuente proveedora de recursos básicos frente a las fibras y pinturas sintéticas, a los plásticos de combustibles fósiles, al cemento gris, a los herbicidas, pesticidas y fertilizantes, y también como no, a los medicamentos convencionales, más un largo etc. en el que quedan incluidos también los usos alimentarios. Sólo en este caso, se justificaría el aprovechamiento para usos constructivos, de la madera sobrante. ¡Ojalá surgiera desde la conciencia!, y que se plantara cáñamo en exclusiva para viviendas sociales, pero sobran viviendas por utilizar y el estado no da cobertura al estilo Brasileño a los desahuciados con obra nueva. Al resto de Europa tampoco le sobra suelo y hay muchísimas casas por rehabilitar, por lo que la demanda del cáñamo en plan masivo tampoco está muy amparada a nivel Europeo, aunque para aislamiento, regeneración de viviendas y mejora de la eficiencia energética estaría mucho más que justificado. Así todo el coste debe bajar mucho para ser competitivo. Por otro lado los lobbies aquí, son mucho más influyentes que en Brasil, porque aglutinan muchísimos más intereses en torno a las materias primas e industrias que el cáñamo podría sustituir.

Únicamente en el caso de que una gran catástrofe climática nos arrastrase hacía otra de tipo macro-económico, o bien que la segunda provocara unas crisis alimentaria global sin precedentes, nos veríamos forzosamente obligados a mirar hacia el cáñamo como un bien material generoso, abundante y solidario, de rápida respuesta ante necesidades acuciantes, como ha venido siendo para todas las civilizaciones durante milenios.

Así, todas las industrias se verían obligadas a compartir y coordinar los medios disponibles en un lógica de economía local y fuera de especulaciones y de importaciones absurdas, en aras de un nuevo orden sostenible. En este caso sería obligado destinar todas las tierras al uso más benéfico y eficiente posible, el cáñamo y todas sus aplicaciones florecerían para el bien común. Esperemos que nada malo ocurra y que lo hagamos por pura lógica ecológica preventiva, sin esperar a vernos inmersos en situaciones límite en las que posiblemente nos faltaría capacidad de reacción. El cáñamo es el presente que necesitamos antes de que llegue cualquier futuro parecido al pasado conocido.

 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.