Segunda parte del artículo sobre los adulterantes del cannabis. Leer primera parte.

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En otro orden de cosas, en lo que respecta a antiguos (y recientes) rumores sobre la adulteración del cannabis con otras sustancias psicoactivas, pueden resultar reveladoras las afirmaciones que, desde Holanda, hacía Eskes en el año 1973 de acuerdo con los análisis realizados año tras año por el laboratorio de la Policía Municipal de Ámsterdam y por el laboratorio de Ciencias Forenses del Ministerio de Justicia de La Haya: «Aunque frecuentemente se nos pregunta si algunos efectos extraños y potentes experimentados por los consumidores de cannabis pueden haber sido causados por la mezcla de hachís con drogas más peligrosas, tales como stp, mescalina u opio, jamás hemos sido capaces de confirmar la presencia de las mencionadas sustancias en ningún caso concreto. Invariablemente hemos encontrado que estas muestras de hachís contienen una elevada cantidad de tetrahidrocannabinol (thc) y, por lo tanto, los efectos pueden ser achacados a una sobredosificación de thc». Sin embargo, más adelante, Eskes comenta en su artículo que a lo largo de 1971 los mencionados laboratorios recibieron una serie de muestras que, efectivamente, contenían opio, así como cafeína y hojas de té. No obstante, tras determinar el contenido exacto de morfina y cafeína de las muestras, las conclusiones del autor son las siguientes: «En cualquier caso, la presencia de hojas de té y el alto contenido en cafeína en casi todas las muestras, así como la facilidad con la que podía hacerse una suspensión en agua con este tipo de hachís, apuntan al hecho de que el hachís hubiese sido preparado para ser consumido como una bebida (en cuanto que el té normalmente contiene cerca de un 2% de cafeína, el hachís debe haber sido mezclado con cantidades equivalentes de hojas de té pulverizadas). La presencia de pequeñas cantidades de opio en estas muestras de hachís puede ser explicada asumiendo que, durante el proceso de preparación de este tipo de hachís, se usó el mismo aparato que en el proceso de preparación de opio para fumar, introduciendo, de este modo, pequeñas cantidades de morfina como una mera impureza».

Ningún estudio parece, pues, corroborar las vehementes quejas de los usuarios de cannabis al respecto de las supuestas adulteraciones de la que es objeto su droga de elección.

Ninguno… No. Un pequeño estudio británico iniciado en el año 2000 por Neil Montgomery, del departamento de Antropología Social de la Universidad de Edimburgo, analizó un reducido número de muestras de hachís remitidas por el Servicio de Aduanas e Impuestos de Su Majestad (como lo oyen: Her Majesty’s Customs and Excise). Resultados: una de las muestras analizadas demostró tener regaliz, otra estaba compuesta de tierra en un 80%. Además, según palabras del autor, «estas muestras parecían contener un exceso de cera, pero algunas muestras no parecían contener adulterantes o contaminantes en proporciones tan obvias como otras». Asimismo, el análisis de algunos ejemplares arrojó perfiles cromatográficos anómalos (grandes manchas amarillas), que fueron interpretados por los investigadores como indicativos de la presencia de compuestos fenólicos (ahora bien, los compuestos fenólicos podrían tener su origen en la propia planta del cannabis, de modo que, mientras no se determine exactamente la naturaleza y la procedencia de tales compuestos, resulta claramente aventurado hablar de adulteración).

Otro estudio en el que se revisan los análisis realizados por la Brigada Antidroga de la policía irlandesa a lo largo de la década que va de 1968 a 1978 encuentra, por su parte, muestras de perejil, henna, café, Datura stramonium y extracto de carne vendidas como si fueran hachís, al igual que muestras de aceite de pachuli vendido como si fuera aceite de hachís. Es decir, más que adulteraciones en toda regla, lo que se detectan son fraudes puros y duros que, por otra parte, seguramente carezcan de mayor entidad que lo meramente anecdótico, puesto que, dadas las características de las sustancias empleadas, sería de suponer que la práctica totalidad de los usuarios con un mínimo de experiencia en el consumo estarían completamente inmunizados ante intentos de engaño tan burdos y torpes.

Por último, durante el año 2006 varias asociaciones cannábicas europeas, así como los gobiernos de Francia y Reino Unido, alertaron de la presencia en el mercado de marihuana con azúcares y cristales machacados que, al mismo tiempo que aumentan el peso de las partidas, les dan la apariencia de una calidad extrema, pues simulan un alto contenido en thc.

 

(Continuará)

 

 

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