Espinillas, granugientos y otras molestias
De la más suculenta paella a la más inocente juerga son capaces de desatar una tan antiestética como molesta invasión de espinillas, comprobando una vez más que los granos hace mucho han dejado de ser exclusivo patrimonio de esa notable etapa de la vida conocida como adolescencia. Los remedios que propone la sociedad de consumo suelen ser tan onerosos como inútiles. Nuestro idolatrado aceite brinda la posibilidad de realizar ungüentos caseros mucho más eficaces.

– por la Dra. Andrea C. Mindlin Farmacéutica (Universidad de Buenos Aires)

En la cultura popular cunde una curiosa mitología que inevitablemente asocia la adolescencia a las espinillas. Ni tan cierto ni tan fantasioso, estos pequeños volcanes pustulentos suelen surgir por diversos desacomodos, ya sea de origen hormonal como gástrico o hepático. Y que, como se dice en la América sureña, en la “edad del pavo”, testosteronas y estrógenos bullen al máximo, no menos que los desarreglos de comilonas, bebidas y sucesión de etcéteras. Es por ello, más que por otra cosa, que se desata la aludida, inevitable asociación. Por aquel origen es que nos supondremos todos, por un momento, adolescentes para tratar el tema de las espinillas. ¡Vaya asunto!

Vayamos al grano

¿Qué es el acné? Se trata de un trastorno causado por la inflamación de la piel a raíz de una infección bacteriana o por la obstrucción de los folículos pilosos de la misma. En estos folículos pilosos desemboca la grasa generada en las glándulas sebáceas, por lo tanto puede ser que otra causal sea la excesiva producción de grasa. Dicho de otro modo: pueden ser pequeñas infecciones en los poros, tapados por grasitud, o ídem en las raíces y los cabellos.

Mix de las anteriores, otra de las causas muy frecuentes es la acumulación de células muertas en la epidermis, las cuales taponan los poros provocando una infección en los folículos pilosos, que se va a traducir en un rojo, enorme, repulsivo y doloroso grano.

Como el cuerpo humano es un gran laboratorio donde todo, desde la cabeza a los pies, está relacionado, una excesiva producción de la hormona masculina testosterona, puede ser la responsable del mal funcionamiento de las glándulas sebáceas, encargadas de fabricar el lubricante de la piel que impide que el cuero se reseque. En la pubertad justamente lo que ocurre es que hay una cantidad no menos abundante que descontrolada de producción de hormonas. Pero como queda dicho, en el cuerpo humano (casi) todo tiene que ver con todo (o casi) y fundamentalmente con la condición emocional, con lo cual el estrés, la angustia, estar atravesando un duelo o incluso una separación, tanto como una pasión intensa, pueden manifestarse a nivel somático con la aparición del acné, y esto sí no es privativo de la adolescencia.

Lo que particularmente ocurre a los adolescentes es que suelen padecer de estrés por toda la presión social (llámese de tal modo a las típicas prohibiciones paternas), lo que complica los cambios hormonales. Pero a pesar de esa actitud tan particularmente despreocupada que se muestra al exterior, la procesión va por dentro y en algún momento puede explotar. Y la piel es como si fuera una tomografía: nos cuenta todo lo que pasa por dentro, pero en clave. El muy molesto acné se convierte entonces en signo de algún (inevitable mas al fin y al cabo) despropósito.

En las mujeres adultas jóvenes es muy frecuente que aparezca en los periodos premenstruales, momento en el cual además de producirse un reordenamiento hormonal, sufrimos de eso tan incomprensible para los varones: una tensión nerviosa (mucho) mayor de lo habitual. Por lo cual la mejor recomendación para estos momentos, además de los específicos destinados al acné, es relajarse, y fumarse un par de secas.

Cuando a los adolescentes les aparece acné los padres van corriendo a ver uno o varios dermatólogos que recetan una batería de productos farmacéuticos. Cuando lo fundamental, además de ir a ver un especialista, es relajar, usar un par de remedios caseros y mantener la buena limpieza de la piel.

El aceite de cannabis sativa es una buena opción para estos trastornos, así como para otros padecimientos de la piel como lo es la psoriasis. [Sobre este escamoso asunto adelantamos que el aceite de cannabis es mil veces preferible antes que los fármacos específicos para la psoriasis, de la más avanzada tecnología, de última generación, carísimos, de una aplicación muy tediosa y complicada que, además, generalmente por su alto costo lo paga la seguridad social produciendo un desbalance en los presupuestos destinados a salud. Y no son tan efectivos como nuestro amado óleo. Acaso esto amerite un artículo específico en otra edición de CM.

Si bien el aceite de cannabis extraído de un prensado en frío de plantas machos o de femeninas ya polinizadas, contendrá una cantidad de THC mucho menor, sí ha de portar una cantidad interesante de otros cannabinoles, perfectos para nuestros propósitos cosméticos y terapéuticos.

A expensas de la menor cantidad de THC el aceite va ser muy rico en CBG (Cannabigerol) que no es psicoactivo. Disminuye la presión intraocular y lo más interesante para nuestros propósitos curativos es que posee propiedades antibióticas y de CBC (Cannabicromeno). Posee efectos sedantes y antiinflamatorios, justamente otra de las propiedades que estamos buscando.

En efecto, lo que necesitamos para tratar el acné es un aceite que como el de Cannabis tenga propiedades antiinflamatorias y antibióticas, para poder darle batalla a la espinilla por varios frentes, por fuera y desde dentro.

Con los deditos nooooo!!!

Intemperie y frente interno

El acné suele tratarse de forma tópica así como también por vía oral, con lo cual el aceite de cannabis nos va a ser de gran utilidad ya que contiene ácido gamma linoleico (60% según Journal of Cosmetic Science). Este ácido, una vez en el cuerpo humano y por una sucesión de engorrosas reacciones químicas, se trasforma en un potente inhibidor de las sustancias que son las responsables de la inflamación. El ácido gamma linoleico sólo se encuentra en la leche materna. Una vez que somos adultos, éste tendrá que ser ingerido de una fuente natural y para que sea de mayor eficacia lo aconsejable es tomarlo por vía oral además de tópica.

Para aprovechar las bondades del aceite de Cannabis en esta cruzada anti acné, perfectamente se puede preparar una crema casera para tal fin, para lo cual se van a necesitar los siguientes ingredientes:

  • 10 gramos de manteca de cacao
  • 10 gramos cera de abejas
  • 60 mililitros de aceite de uvas
  • 60 mililitros de aceite de cannabis
  • 4 gotas de aceite esencial de lavanda
  • 25 mililitros de agua destilada

Proceder con aquellos ingredientes de la siguiente manera: derretir la cera de abejas en un recipiente metálico, dentro de otro de mayor tamaño con agua. A los 40° C agregarle la manteca de cacao y como la cera de abejas funde a los 60-65° C, aproximadamente, llegar con la mezcla a esa temperatura y evitar que la misma suba más allá de los 65° C. Luego agregar los aceites de cannabis y el de uvas. Conjuntamente a este proceso se debe calentar agua a una temperatura que tampoco exceda los 65° C.

El secreto para fabricar una buena crema es justamente que las mezclas de ceras y aceites al momento de juntarse con el agua estén a la misma temperatura, con lo cual lo aconsejable es trabajar con dos termómetros uno para cada mezcla, ya que la homogeneidad de las temperaturas es primordial.

Después se agrega a la mezcla de ceras el agua caliente a 65° C, de forma lenta y continua, mientras se bate con una batidora de cocina común. Una vez formada la emulsión se agregan unas gotas de aceite esencial de lavanda, que es un muy buen calmante tópico.

Se trasvasa a un frasco, el cual, cómo va a ser usado para el tratamiento del acné, conviene que sea de esos envases que vienen estériles, como los que se utilizan para los análisis de orina, que se abren al momento de ser usados. Y en la medida de lo posible usar agua destilada, que también suele venderse en envases pequeños en cualquier farmacia.

Otra variante que se puede realizar es agregarle al agua, una vez que esté bien caliente, un saco de té de manzanilla, que asimismo posee propiedades antiinflamatorias. Lo mismo con un hidrolizado de alóe vera (se expenden en ampollas), que es un potente cicatrizante. Más simplemente, si tiene alóe vera en su casa: cortar una hoja, abrirla en forma horizontal por el medio y raspar con un cuchillo ese mucílago viscoso (la baba interna, bah) y agregarlo al agua, mezclarlo con ella y luego agregar esa mezcla a la de las ceras.

Además de estos preparados tópicos, es muy efectivo tomar una o dos cucharaditas de aceite de cannabis antes del desayuno, va a mejor no solo al acné sino el aspecto general de la piel.

Fundamentalmente y antes de entrar en pánico hay algunos pasos a seguir muy sencillos para tratar y cuidar la piel con acné. Ni hablar con que, si se padece acné, lo principal es llevarlo con actitud e hidalguía, como si no estuviera allí.

Empieza por casa

Como en esta oportunidad exclusivamente nos abocamos a los aspectos netamente cosméticos, dejamos para la Medicina las recomendaciones atinentes a una dieta equilibrada. Mesura en las comidas grasosas no menos que en los excesos que puedan desatar malestares estomacales e intestinales tanto como las pateaduras al hígado, han de hallarse a la orden del día. No es nuestra incumbencia, pero la homeopatía funciona espléndidamente en tales aspectos.

Aquí van algunos tips de acciones caseras:

Primero y principal nunca, nunca, nunca apretar las espinillas con los dedos, resistir esa inmensa tentación, ya que a la infección ya producida que ha dado lugar a la espinilla le sumamos las bacterias que podamos tener en nuestros deditos, además de dejar unas marcas en la piel que luego serán difíciles de tratar.

  • No trates de reventar las espinillas o los granos por ti mismo, pues eso hace que se infecten y se esparzan a otros lugares. Para peor, pueden dejarte cicatrices.
  • Lávate la cara suavemente una o dos veces al día. Te ayudará a reducir la grasa de la piel y a remover las células muertas. Pero no te talles fuertemente pues puedes irritarla y empeorar tu acné.
  • Usa productos para limpiar la piel que sean a base de agua. Evita los que contienen (otro) aceite, así como las lechas limpiadoras o los labiales y brillos oleosos. Los astringentes, las mascarillas y los exfoliantes tampoco son recomendables para el acné.
  • Las tiras limpiadoras de poros también te pueden ayudar, especialmente para las espinillas de la nariz y del mentón.
  • Un poco de maquillaje no le hace daño a nadie, pero si tienes acné en tu cara, no lo empeores. Evita el maquillaje de base pesada o cremosa, y elije los basados en polvos que son más suaves para tu piel. Y por nada del mundo te vayas a dormir sin quitarte el maquillaje pues tapará aún más tus poros de noche y el acné florecerá.
  • Si eres un adolescente varón y necesitas afeitarte, pregúntale a tu dermatólogo si puedes usar la afeitadora normal o si necesitas una máquina de afeitar eléctrica.
  • El sudor excesivo empeora tu acné. Si haces ejercicio o hace calor (como en el verano), no esperes a que el sudor se seque. Lávate la cara o báñate, y cámbiate de ropa, ¡chaval roñoso!
  • Evita que la piel afectada con acné esté en contacto con cosas sucias, que elementos que te irriten, te hagan sudar o contengan grasa. No te pongas las manos o el teléfono sucio sobre la cara, lávate el pelo frecuentemente si lo tienes grasoso y evita los sombreros que te hacen transpirar. Y si tienes acné en la espalda o el pecho, evita la ropa muy apretada o áspera que te pueda irritar la piel.
  • Evita los productos para el pelo que puedan contener aceite como las jaleas (o gel), los enjuagues o las pomadas.
  • Recuerda que las telas sintéticas dificultan que la piel respire, generan sudoración y se transforman en un potente medio de cultivo.

Por último, lo mejor que se puede hacer para combatir el acné es tener paciencia. Los tratamientos caseros son muy efectivos y como todo en la vida (hasta la vida misma), el acné también pasará y mientras tanto a disfrutar de los buenos momentos. Al fin de cuenta somos más (poco, algo o mucho; tachar lo que no corresponda) que un montón de asquerosos granos.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.