Por Neal C. Borroughs


El artículo de este mes trata sobre la nutrición y otros tipos de productos relacionados con la alimentación durante el crecimiento y la floración. Algunos son recomendables y otros prácticamente imprescindibles de usar en pequeños cultivos, tanto para cultivadores principiantes como para avanzados. Los consejos aquí descritos han sido llevados a la práctica en numerosas ocasiones en armarios de cultivo (prefabricados, adaptados o hechos por nosotros mismos) que rondan unas dimensiones de 60x60x140 centímetros. Siempre se tiene en cuenta la menor inversión económica con la optimización de resultados, y por eso se describen diferentes tipos de uso, de menor a mayor gasto.

Como os comentábamos en números anteriores, esta forma de cultivo, en espacios reducidos o muy reducidos, se ha ido haciendo cada vez más popular, especialmente entre cultivadores que están comenzando, debido a su comodidad, su discreción y el poco espacio que exige.

Para no redundar en exceso, los asteriscos (*) os remitirán a artículos enunciados al final de este texto. En estos artículos, de Cannabis Magazine y El Cultivador, podréis encontrar las circunstancias concretas en las que se han realizado estos aportes nutricionales, además de muchos otros datos de interés acerca de las circunstancias de cultivo, ventilación, consumo, elección de genotipos, cambios de iluminación, etcétera.

Tan solo debemos especificar que trabajamos con una potencia de entre 150 y 250 vatios, con bombillas de bajo consumo, sin balastro, desde la germinación hasta cerca del final de la fase de crecimiento. Aunque no es necesario, es recomendable pasar a 250 vatios de sodio, con mezcla de espectros lumínicos durante el final del crecimiento y la primera fase de la floración y, finalmente, utilizar otra lámpara de 250 vatios de sodio, esta con un espectro específico de floración, durante los últimos treinta días –más o menos- de su ciclo vital. Y también especificar que nos basaremos en un cultivo desde semilla*, aunque la práctica totalidad de consejos pueden aplicarse en los procesos de esquejado.

El mundo de la alimentación de la marihuana es un mundo que se ha ido complejizando hasta límites que muchos no sospechan ni imaginan. Lo cierto es que estos artículos aluden más a conceptos básicos o muy básicos -por decirlo de alguna forma, “consejos imprescindibles”-, y por esa razón nos centraremos en los productos a utilizar, dejaremos el EC a un lado (puesto que se trata de un paso un poco más avanzado, pero para nada descartable, especialmente con algunos exigentes y exquisitos tipos de marihuana) y mencionaremos la gran importancia del PH y las formas que tenemos de controlarlo.

En primer lugar, cualquier cultivador, cuando comienza en este mundo, se plantea una serie de preguntas:

¿Cuáles son los productos más básicos e imprescindibles que necesito para que mis plantas crezcan sin carencias?

La respuesta es sencilla: un buen sustrato, un abono para la fase vegetativa, de crecimiento, y otro para la fase de floración.

¿Es suficiente?

Sí, rotundamente lo es, pero esto no quiere decir que utilizando sólo estos productos conseguiremos extraer todo lo que nuestra planta nos puede dar, todo lo que la expresión fenotípica de la concreta semilla o semillas (genotipo) que hemos escogido son capaces de crecer y, posteriormente, producir.

¿Qué tipos de abono son los mejores?

Lo más habitual es disponer, en cualquier grow shop o tienda especializada, de abonos específicos para cada fase (crecimiento y floración): minerales -considerados químicos- y orgánicos. Ambos son tipos de abonos compuestos que contienen los nutrientes necesarios para que la planta no sufra ninguna carencia.

En torno al uso y los resultados de los abonos existen muchas especulaciones y pocos datos contrastados. Hay quien dice que usando un abono orgánico se consigue un mejor sabor (más dulce y suave) y una mayor producción, especialmente con determinadas marcas comerciales; otros afirman que en el caso del abono mineral quedan resquicios de un sabor menos puro, más fuerte, o que es más compleja la completa eliminación de los residuos creados por el abono, aunque la producción es mayor.

Estos son algunos ejemplos de los juicios creados en torno a los diferentes tipos de abono. El caso es que, si abonamos de forma correcta (recomendablemente un poco por debajo de las indicaciones de los fabricantes), ambos cumplen su función, y si la limpieza de raíces y el definitivo parón con el abono se lleva a cabo de la forma adecuada, no quedarán residuos de ninguno de los dos en el producto final. En conclusión, no existen evidencias de que ninguno de los dos sea “mejor”.

Te puede Interesar
Aprovechamiento de los “restos” después de la cosecha (V)

Lo que sí es cierto es que debemos usar abonos específicos para el cultivo de marihuana, pues ayudarán a potenciar el sabor y la producción que posteriormente será objeto de consumo. Dado que la flor de nuestras plantas va a ser fumada, vaporizada o ingerida, es mejor que no escatimemos unos euros en estos productos.

También podría afirmarse que con el abono orgánico realizaremos un abonado de forma más tradicional, puesto que son abonos conseguidos mediante procedimientos naturales, aunque hacen ligeramente más compleja la labor del abonado.

En estas circunstancias de cultivo debemos tener en cuenta que utilizaremos poca cantidad de abono de crecimiento, pues nos movemos en espacios reducidos y no queremos que las plantas crezcan en exceso. Esto implica que el tiempo de crecimiento será corto y que optaremos por adquirir recipientes pequeños de abonos orgánicos o abonos minerales, que podremos utilizar en cultivos posteriores por su larga duración.

También debemos tener en cuenta que los abonos minerales pueden mezclarse entre sí, al igual que los orgánicos, pero que no podemos mezclar abonos minerales y orgánicos en el mismo riego. Por ejemplo, durante el período transitorio de paso de crecimiento a floración, o durante los primeros días de la floración, podéis continuar echando pequeñas cantidades de abono para períodos vegetativos e ir progresivamente quitándolo por completo, y con él los mayores aportes de nitrógeno (por ejemplo) que potencian el crecimiento.

Os concreto esto para aquellos que se decanten por un abono mineral -por su larga duración- para crecimiento y un abono orgánico para la fase de floración. Muchos de mis allegados que sólo cultivan en espacios reducidos se decantan por esta elección por su practicidad y su predilección orgánica en la fase de creación de la flor.

Por último, sólo me falta recomendar que adquiráis abonos de un tamaño medio, de unos 500 ml. Un bote de abono orgánico para floración de este tamaño puede utilizarse, en este espacio, prácticamente en su totalidad.

¿Qué tierra elegir?

Este es otro tema que podría dar mucho que hablar, desde la adquisición de un tipo u otro de tierra, hasta la creación de nuestra propia tierra adquiriendo diferente productos.

Simplificando, lo mejor que podéis hacer es consultarlo con un dependiente de confianza en una tienda especializada. Existen multitud de marcas comerciales que venden mezclas de tierra con todos los ingredientes necesarios.

Debo recordaros que las tierras adecuadas son aquellas ricas en abono orgánico, perlita, corteza de árbol, turba aireada, etc. Este tipo de tierras ayudan al desarrollo de las raíces y a la formación de plantas fuertes.

El mito nutricional

Uno de los principales mitos relacionados con el abonado, especialmente cuando se trata de cortos periodos de crecimiento, es que la tierra, si es buena, y como contiene nitrógeno entre otros nutrientes, es suficiente para alimentar a las plantas durante estas primeras semanas.

Lo cierto -y nosotros lo hemos comprobado en numerosas ocasiones- es que algunas plantas no muestran carencias si no son abonadas y están enraizadas en buenos sustratos, o en mezclas de tierra y nutrientes. Pero también es objetivamente cierto que su crecimiento es, muy probablemente, menor y menos fuerte que el de las plantas alimentadas con abonos específicos de crecimiento.

Eso sí, lo lógico es dejar que la planta saque al menos su segundo par de hojas antes de comenzar abonar, y hacerlo de forma progresiva porque, si sobrefertilizamos, provocaremos peores resultados que si no fertilizamos.

¿Qué otros productos pueden ayudarme a tener éxito?

Existen productos que algunos cultivadores consideramos prácticamente imprescindibles por lo mucho que nos ayudan a optimizar nuestros cultivos.

Constantemente te preguntas -cuando consideras hacer una inversión económica para crear el espacio, la iluminación, ventilación, semillas, tierra, consumo energético, etc.- si merece la pena adquirir otros productos. Aquí os enumero aquellos que yo considero muy importantes y que –creo- pueden ayudaros considerablemente con un gasto económico muy bajo, dada la inversión ya realizada:

Te puede Interesar
Genotipos adecuados para cultivos en espacios reducidos (III)

Enraizador: El enraizador es un estimulador de la formación y el crecimiento de las raíces. Nosotros hemos utilizado este producto en la práctica totalidad de cultivos durante los primeros días de vida de las plantas, después de su germinación y hasta bien entrado el periodo de crecimiento. La poca cantidad necesaria hace muy aconsejable utilizarlo, dado que realmente potencia el crecimiento y enraizamiento de la planta. Podremos observar un mayor crecimiento y adaptación a la maceta en un menor período de tiempo.

Bacterias: Existen ciertas bacterias y bacillus que actúan conviviendo con las raíces en una relación de simbiosis. Estos microorganismos las colonizan desde su aplicación, que normalmente se realiza cuando la planta ya tiene unas semanas, y sus efectos actúan durante todo su ciclo vital.

No se trata de un producto milagroso, pero ayuda a un mejor desarrollo de las raíces, y por ello son más resistentes ante las carencias. Hay quien dice que se trata de un producto propio de exterior; sin embargo, debido a la ayuda en el crecimiento y fortalecimiento radicular, puede ser de mucha utilidad en interior.

Cannabis sativa plant 8

Desde aumentar la producción hasta proteger de hongos que afectan a las raíces, pasando por su ayuda en la asimilación de nutrientes y su origen ecológico, las bacterias son un producto muy económico en el que merece la pena invertir unos euros.

Neem: Todos conocemos el aceite de neem y su capacidad para tratar ciertas plagas; sin embargo, también podemos tenerlo en cuenta como preventivo. Si, por los motivos que sean, exponemos nuestro pequeño cultivo a la introducción de una plaga, es recomendable usar neem como prevención.

Los botes suelen ser de unos 30 ml, y se usa 1 o 1,5 ml por cada litro de agua. De manera preventiva, se puede aplicar de forma foliar o radicular, y -de nuevo- se trata de un producto económico y ecológico que puede evitarnos serios problemas como la mosca blanca, la araña roja, los ácaros, nematodos, etc.

En el próximo número nos extenderemos en otros productos que ayudan a obtener una producción optimizada y hablaremos con detalle sobre el PH.

Recordad: la observación de nuestras plantas es un factor primordial, invariablemente, cuando se trata de cultivar. Ellas nos dirán qué necesitan y qué les sobra.

*ARTÍCULOS:

       “Cómo cultivar en un espacio reducido, con un consumo de energía bajo y una producción más que aceptable” Neal C. Borroughs, Cannabis Magazine, números 93, 94 y 95.

       “La cosecha, el curado y el secado” Neal C. Borroughs, El Cultivador, número 3.

       “Cómo cultivar en un espacio reducido, con un consumo de energía bajo y una producción mejorada por el esquejado” Neal C. Borroughs, Cannabis Magazine, números 99, 100 y 101.

       “El consumo energético en espacios reducidos” Neal C. Borroughs, Cannabis Magazine, número 102.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.